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AUDI CUP | ATLÉTICO 2-NÁPOLES 1

Oblak se exhibe, el Atleti gana

El Nápoles fue mejor al principio, pero se topó con un inmenso Oblak, que paró un penalti. Se adelantó Callejón pero Torres y Vietto remontaron. Enormes Carrasco, Filipe y Thomas.

MadridActualizado a
Oblak se exhibe, el Atleti gana
MICHAEL DALDERREUTERS

Se estaba poniendo la final tono amarillo Nápoles cuando Simeone agitó su banquillo por primera vez. Fuera Gaitán, dentro Thomas. Sus clásicos de siempre, o sea, los guantes de Oblak, la banda Filipe-Carrasco y la fiabilidad defensiva, no habían sido suficientes: Callejón le había encontrado un hueco a la red de Oblak. Pero entró Thomas y el Atlético le dio la vuelta al partido como a un calcetín. Le dio cuerpo al centro del campo, vuelo a Carrasco (el mejor) y participó en los dos goles. Primero poniéndole un balón a Griezmann que terminó en el gol de Torres y después peinando otro en un córner que acabó en el de Vietto, que se sube, que se apunta. Primera conclusión: no extraña, lleva el 5 de Tiago. Segunda: el Atleti no necesita fichajes. Tercera: mañana puede demostrarlo con un título, la Audi Cup. Cuarta: que Filipe Luis no se acabe nunca, por favor.

Quien esperaba amistosos que se ve el final del partido. Godín expulsado, doble amarilla, dos patadas demasiado fuertes para ser verano y una sensación, para el Atlético no hay partido sin premio. Las alineaciones ya eran declaración de intenciones. Nada de pruebas, o sí, muchas, pero todas serias. Simeone tiraba de su Atleti A y Sarri mezcló menos de lo esperado. Sin Mertens pero con Milik; lo mismo es. Lo primeros minutos del partido fueron amarillo Nápoles. Sus armas, muy atléticas. Presión en el centro del campo, recuperaciones rápidas y a intentar correr Ghoulam la banda ante un Atleti encerrado. Su única noticia era el estreno de esa camiseta rasgada que es a los ojos lo que el cocido a agosto, digestión difícil. A ver qué traen los partidos a lo largo del año.

El primer pie que los rojiblancos lograron meter en el partido fue el de Juanfran, otro clásico, que vuelve a acodarse ante Vrsaljko para ponerle su nombre a su banda. Un desborde suyo, a trompicones, fue la primera noticia rojiblanca, al fin, en área contraria. Después no dejarían de llegar. Porque sí, el Napoles dirigía, mandaba y hacía correr a Gabi y Koke constantemente tras el balón pero el resultado era el mismo que el del juego espeso del Atlético: ninguno en el marcador. Lo intentó con dos córners, con Milik metiendo cabeza, para demostrar que Oblak siempre tiene los guantes a punto.

Como Griezmann la capa. Otro clásico. Te confías, te confías, te confías y, ¡zasca!, en un minuto el francés que parece que no está te ha hecho un gol. No fue por poco. Por Reina más bien. Que repelió impecable un cabezazo del francés y después un taconazo de Gaitán en el rechace. Ah, por cierto. Si alguien esperaba al argentino, que siga sentado: todavía no ha llegado. El juego del Atleti, inexistente en esa banda, tampoco le ayudó.

La doble ocasión cambió el partido. El Atleti ya estaba al completo en Múnich y no sólo su defensa. Savic tenía dientes en las botas. Primero pinchó un balón con un tacó, después casi hace lo mismo con la pierna de Callejón, en una extraña patada a lo Chun-Li a ras de hierba que el árbitro castigó con penalti. Pero, lo dicho, ahí estaba Oblak, con sus guantes preparados. A la izquierda se lo lanzó Milik y a la izquierda se lanzó sobre él Oblak para parárselo, como lo hizo al finlo del descanso, ante un balón de Insigne a la escuadra que llevaba toda intención y que sería un avance de lo que el inicio de la segunda parte traería.

Porque salió el Atleti como al principio, un tanto despistado, sin creación en el centro del campo, sólo sostenido en Carrasco y Filipe, y Callejón aprovechó para frotarse la bota como el genio la lámpara y, solo en el área, inexplicablemente solo, se sacó una volea a la escuadra contraria que ya no pudo parar Oblak.

El gol trajo ese movimiento de Simeone en el banquillo que lo cambió todo para siempre: Thomas. Unos minutos y varias carreras de Carrasco después entre Thomas, Griezmann y Torres habían hecho el primer gol del Atlético 2017-18, el primero del nuevo escudo. Tenía que ser él, cómo no, El Niño. El carrusel de cambios no cambió el plan del Cholo: son una idea, no nombres. Lo confirmó, otro gol, el de Vietto, la puerta a la final, justo después de que lo rozara Thomas.