En la segunda mitad, Gignac volvió a tener un gol cantado que no salió de las gargantas de los pocos aficionados de Tigres que acudieron al estadio. Una gran carrera y asistencia en bandeja de Damm en el minuto 56 de juego propició una oportunidad de oro, pero el delantero, con la portería a su merced, desvió el balón a la derecha.
Los rojiblancos estaban contra las cuerdas. Durante varios minutos, el juego se disputó en su parte del campo y una imprecisión defensiva casi les cuesta el segundo disgusto. Almeyda insistió en que su equipo adelantara líneas, y así fue. Los de Guadalajara se empeñaron en encontrar el gol en el tramo final del partido a pesar de que a su defensa le costara rehacerse en los contraataques. No pudo ser, y los pupilos de Almeyda, elegido en la víspera como Mejor Entrenador de la Liga MX, renunciaron al triplete. Y los Tigres, de nuevo, son los campeones absolutos.