Bartomeu, sin buenas noticias
Josep Maria Bartomeu tenía previsto aparecer en una comparecencia pública ante todos los medios para hacer balance de la temporada. Lo anunció él mismo en un acto con ACNUR, se le ablandaría el corazón. La fecha elegida, aunque no trascendió públicamente, era el 21 o 22 de junio. Alguien debió de recomendarle que no era lo mejor después del final apoteósico de temporada del Madrid, cero fichajes a la vista y tanta carpeta institucional y judicial abierta. El caso es que lo retrasó hasta, finalmente, cambiar de estrategia. Bartomeu decidió mandar a paseo al resto de medios (no hay al menos hasta hoy noticias de que los vaya a convocar), conceder tres entrevistas este jueves (Mundo Deportivo, Sport y La Vanguardia) y una más este viernes a la pública Catalunya Radio pese a esas informaciones del ente público catalán que desvelaron “anomalías” en el operativo del seient lliure y con los tour operadores. Esas informaciones que tienen tan “decepcionada” a la Junta.
Bartomeu está a la defensiva y eso es una mala señal para el Barça. “Hay quien piensa que estamos arruinados”, se defendió contra las críticas. Aseguró que el club tiene “una economía sostenible” para, acto seguido, admitir que la masa salarial del club está “por encima de lo recomendado”. También hizo un alegato sobre la política de cantera (“la mayoría de los chicos no se van”) para inmediatamente desvelar que el nombramiento de Pep Segura como director de fútbol tenía que ver con “pequeñas desconexiones” entre el fútbol formativo y el fútbol profesional y confesar que habrá que cambiar la política contractual de los jóvenes. Aprovechó para tirar dardos contra Puyol (agente de Eric García que se ha ido al City) o Daniel Alves y para confirmar su amistad con Sandro Rosell por más que marcase distancias si la investigación conectase los negocios privados de ‘Sandrusco’, hoy en la cárcel, con el Barça. Se defendió del caso Neymar, atizó a Benedito por relacionarle con oscuros negocios con Qatar y acusó a Freixa de ser el responsable de que Johan Cruyff, en su día, devolviese la insignia de presidente de honor del club.
Lo cierto es que, páginas y páginas después, no pudo dar ninguna alegría a los socios con la renovación de Iniesta. Ni con los fichajes. Es más, les bañó de agua fría (“el tema Verratti está aparcado”). En realidad, Bartomeu sólo tenía una buena noticia. La renovación de Messi. Y esa es la cruda realidad. El Barça está desnudado y colgando de un fenómeno.