Las Chicas Bellas coronan a los campeones hasta París
Los dos ciclistas que se enfundaron el maillot amarillo en La Planche des Belles Filles, Bradley Wiggins y Vincenzo Nibali, lograron vestirlo hasta París.
La Planche des Belles Filles, que este miércoles recibe al Tour de Francia por tercera vez, todas en la presente década, se traduciría como La Tabla de las Chicas Bellas. Su nombre procede de una leyenda. En 1635, durante la Guerra de los Treinta Años, las jóvenes de una villa vecina buscaban refugio en esta montaña del Alto Saona para huir de los crueles mercenarios suecos que campaban por la región de Plancher les Mines y preferían suicidarse antes que ser violadas. Para ello saltaban desde una plataforma a un lago, que actualmente se llama Étang des Belles Filles (Estanque de las Chicas Bellas).
Una estatua de madera, creada por el artista local Jacques Pissenem, rememora aquellos dudosos episodios. La topografía del lugar desmiente la leyenda, porque parece bastante improbable que las Chicas Bellas pudieran lanzarse al lago desde aquel punto.
Otra leyenda empieza a fraguarse ahora en el Tour, porque los dos ciclistas que se enfundaron el maillot amarillo en esta cima de los Vosgos, Bradley Wiggins y Vincenzo Nibali, lograron vestirlo hasta París. Y no durante pocos días.
En su estreno en 2012, Chris Froome logró la primera de las siete etapas que tiene en la Grande Boucle, entonces al servicio de Wiggins. El ganador del Tour anterior, Cadel Evans, atacó a un kilómetro. Froome respondió y le remachó, mientras que Wiggins entró a su rueda y se puso de amarillo, que lució durante 14 días hasta los Campos Elíseos.
En 2014 venció Nibali y recuperó una prenda que ya había exhibido durante siete días, para conservarla otros 12. Froome ya no estaba en carrera, porque dijo adiós en el pavés. Y Alberto Contador había abandonado en esa misma jornada por una caída en el descenso del Petit Ballon.