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Chicago Bears

Trubisky pidió consejo a Manning, Luck y Roethlisberger

El quarterback de los Chicago Bears quiso saber que le recomendaban tres de los más grandes de su posición de cara a afrontar el proceso del draft.

May 12, 2017; Lake Forest, IL, USA; Chicago Bears quarterback  Mitch Trubisky (10) works out with Jordan West (9) during the Bear's Rookie Minicamp  at Halas Hall. Mandatory Credit: Matt Marton-USA TODAY Sports
Matt MartonMatt Marton-USA TODAY Sports

Mitch Trubisky es un chico con fe en sí mismo, como ha demostrado en innumerables ocasiones en el campo dirigiendo el ataque de la universidad de North Carolina, pero, a la vez, con una notable consciencia sobre sí mismo que le hace hasta cierto punto humilde, algo muy poco común tanto en jugadores de primera ronda del draft de la NFL como en quarterbacks, donde parece que se exige el liderazgo y la ausencia de dudas desde el día uno.

Por eso llamó la atención aquella reunión que tuvo con los directivos de los Bears, antes del draft, en la que acudió con su viejo coche destartalado y se mostró como alguien cercano y capaz de dudar de sí mismo, algo nada común en el negocio. Después, y ya tras ser el número dos del draft y la evidente cara de la franquicia de Chicago para el próximo lustro, cumplió su promesa de seguir con la misma forma de ser y acudió desde North Carolina hasta Illinois en el mismo viejo trasto.

Cuenta ahora el propio Trubisky que él es así y no tiene pensado cambiar. De hecho, antes de presentarse al proceso de selección de rookies de la NFL contactó nada menos que con Andrew Luck, Peyton Manning y Ben Roethlisberger para pedirles consejo sobre cómo comportarse y cuál era la mejor manera de proceder en las entrevistas, amén de si era conveniente o no que fuese a la propia noche del draft a Philadelphia o se quedaba en casa.

Lo ha dicho en una entrevista concedida a la ESPN en la que ha añadido que, de todos los consejos, el que más le marcó fue el de Big Ben. Comparte agente con el quarterback de los Pittsburgh Steelers, lo que sin duda fue lo que facilitó el acercamiento e, incluso, el poder lanzar juntos un par de tardes.

Roethlisberger le dijo que no se preocupase por nada ajeno, que no dejase de ser él mismo y que mostrase con total naturalidad cómo era su personalidad, que eso era la única receta válida para no defraudar a nadie y mantener las expectativas en su justa medida.

Y lo cierto es que Trubisky ha cumplido. En su aún escasísima carrera en la NFL, donde no ha jugado un snap, ya ha demostrado suficiente personalidad y aplomo como para sobrellevar con dignidad y soltura el ser abucheado por el público de los Chicago Bulls cuando fue a ver un partido del equipo de baloncesto, y suficiente sentido de la realidad al asumir que Mike Glennon es el quarterback titular del equipo hasta nueva orden.

Que un joven elegido con el número dos del draft no peque de creerselo demasiado y, a la vez, tampoco tenga miedo de lo que inevitablemente se le viene encima, dice una barbaridad de él como persona. Otra cosa es lo que tenga que decir en el campo, cómo juegue y cómo sus talentos se trasladen al mundo profesional. Pero para hablar de eso vamos a tener tiempo suficiente en el futuro.