Los Oakland Raiders quieren cambiar su ruda imagen
La franquicia prepara su desembarco en Las Vegas buscando convertirse en un club amable, educado y con unos valores muy alejados de su historia.Patriots-Eagles: Super Bowl LII en vivo
Los Raiders se van de Oakland, como ya es bien sabido, y allí quieren dejar también su fama de pendencieros, de forajidos al margen de la ley y de agujero negro que sólo atrae pendencieros y gentes de moral laxa y relajado sentido de la decencia.
No les arriendo la ganancia, que la historia es muy terca y la Raider Nation, cuyos tentáculos van bastante más allá que de la mera Oakland, se siente muy a gusto con su propia identidad y lo que significa ese traje de plata y negro.
El caso es que la franquicia está de recorrido promocional por la ciudad de Las Vegas, que será su casa a partir de 2020, y allí han querido subrayar que hace tiempo que no son los viejos Raiders. De hecho, son la franquicia que más tiempo lleva sin que se le detenga a ningún miembro de la misma, sin tener problemas con la justicia. En concreto, desde el año 2014 que no se ven en este tipo de apuros.
Lamonte Winston, uno de los representantes de los Raiders, ha comunicado a la prensa del estado de Nevada que para el club es fundamental el mostrar unos valores correctos. "Tenemos plataformas educacionales, nuestros chicos acaban sus carreras, abren negocios, y saben que, aquí, la profesionalidad cuenta, como también lo hace el respeto y el impacto que sabemos que tenemos en la comunidad donde jugamos", ha subrayado Winston.
¿Dónde quedan los viejos Raiders que inspiraron el "Balck Hole", el grupo de aficionados más pintorescos y especiales de toda la NFL? A buen seguro que en el mismo sitio donde estaban, porque no se puede cambiar una historia así de la noche a la mañana, y el ADN y las raíces de una franquicia tienen peso real en sus aficionados.
De lo que no me cabe duda es de que el movimiento de Oakland hasta Las Vegas es, al menos a priori, un asunto que grita pérdida de esencia a los cuatro vientos y que pretende cambiar a los muy clásicos seguidores de la franquicia por una pléyade de empresarios y turistas que incluyan los partidos de los domingos como una parte más de su visita a la ciudad de los casinos.
En medio de ese movimiento, por descontado, es una buena maniobra de marketing el querer parecer algo diferente a lo que siempre se ha sido, sobre todo si ese algo es limpio, blanco, sin ofensas y políticamente correcto. Y en eso están.