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EUROPEO SUB-21 | ESPAÑA 5 - MACEDONIA 0

Asensio vale por tres

Tres goles y recital del madridista en el estreno de España. Ceballos mejoró a la Selección. Macedonia, más juego que puntería.

México
Marco Asensio celebra uno de sus goles a Macedonia.
AFP

Marco Asensio marca los pasos para alzarse en jugador de época. La mejor Sub-21 de los últimos tiempos parece quedarle estrecha a un futbolista de muchos registros y muchos puestos. Nacido mediapunta, la riqueza del Madrid en la plaza le llevó a la izquierda y desde ahí hizo pedazos a una Macedonia creciente, con voluntad y manejo y también sin puntería, en el estreno de una Eurocopa que se presenta prometedora.

Desde que pisó el Madrid cada semana es capaz de jugar mejor que la anterior, sin dejarse impresionar. Tiene la personalidad de los cracks y la edad para llegar a serlo. Dejó tres goles, una enorme soltura para esprintar con la pelota pegada al pie, regate, capacidad para buscarse la vida lejos de la banda y un remate demoledor. Fue un jugador de un Mundial metido en un campeonato vicejuvenil.

La España que viene, que ya está aquí en realidad, encontró los goles antes que el juego. Porque Macedonia, selección siempre a cola de pelotón en las fases previas de las grandes citas, percibió que estaba ante una oportunidad única. Ocho de estos Sub-21 que superaron a Francia en la previa estuvieron en la lista de la absoluta frente a España en el duelo premundialista de noviembre. En el de junio reservó a todos para esta Eurocopa Sub-21. Y comenzó estupendamente, organizándose en torno a Babunski, que pasó diez años en la cantera del Barcelona y ha terminado en el fútbol japonés.

Pero ese trabajo grupal, encomiable, que le llevó con frecuencia ante Arrizabalaga, se vino abajo ante el talento, tan enorme como racheado, de esta Selección de Celades. A los 10 minutos, Saúl dibujó una chilena espectacular, aunque al centro de la portería, que se tragó el meta macedonio. A los 16, Asensio metió un pelotazo incontestable a la escuadra con esa izquierda llamada a gobernar en el Madrid. Dos fogonazos en la penumbra que liquidaron el partido. Dos martillazos de videoteca. El penalti convertido por Deulofeu echó el cierre poco más allá de la media hora.

Pero esta España certera dejó un discurso discontinuo. Bellerín y Vallejo parecieron impresionados por la cita y a Llorente le costó arrancar. En cambio, Arrizabalaga justificó la estima que le tiene Lopetegui y Deulofeu se convirtió en un jugador más influyente que en el pasado.

La segunda mitad se jugó a mayor gloria de Asensio, que se fabricó, sin más ayuda que su talento, dos goles más, ambos abrochados con soberbios muletazos de zurda. También llegó al partido Ceballos, otro centrocampista de piel muy fina, que desarmó lo que quedaba de Macedonia, cuya última huella en el partido acabó en el larguero de Arrizabalaga. Con el bético, España tuvo el balón porque el partido lo tenía ya con los goles. Esta vez las promesas de verdad prometen. Vuelven a correr buenos tiempos para la fábrica.