Las 10 cosas que no pueden faltar en el fútbol callejero
El gordito siempre es el portero
Al no ser tan rápidos y ágiles solían ser los elegidos, pero si había penal lo cambiaban.
El dueño del balón era el que decidía
El partido solía acabar hasta que todos se cansaban… o cuando el dueño del balón se enojaba.
Los dos mejores jugadores eran los capitanes
Para mantener el equilibrio, siempre se separaban a los más destacados.
Foto:DANI POZOAFP
Portero ambulante
Los guardametas olían dejar su meta, por eso no se valían los goles desde media cancha.
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Si no te elegían, mejor dedicarte a otra cosa
Nunca faltaba el “tronco” que nadie quería, en caso de ser número non se quedaba sin jugar.
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Los talentosos eran delanteros
Siempre los más destacados solían ser los goleadores, los menos habilidosos se quedaban para defender.
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Los carros detenían el partido
Las únicas interrupciones eran por automóviles, por una falta que debía ser extremadamente fuerte o porque volaban el balón.
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Las piedras o mochilas formaban la portería
Siempre que se armaban las metas se contaban con pasos, mismos que corroboraban integrantes de los dos equipos.
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Todos atacan, nadie defiende
Nunca faltaba el que se quejaba porque dejaban sola la portería, ése mismo terminaba por gritar "¡cambio de portero!”.
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Si se rompía un vidrio todos a correr…
También se daba el que le pegaba horrible y rompía algo, lo curioso es que minutos después iban a pedir el balón.
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