Las facturas de Cristiano, sus asesores y la nueva línea

Una escena inédita. Uno puede imaginarse a Cristiano Ronaldo con una bicicleta estática en el fondo de su zona de aguas en el chalet de La Finca, ejercitándose a cualquier hora del día o de la noche. Cuestión bien distinta sería imaginar al portugués, un domingo por la tarde, separando las facturas de sus contratos de imagen para intentar defraudar. Cristiano, como Messi o el noventa y cinco por ciento de los deportistas de élite, firma lo que le pone delante su gente de confianza. Los asesores de Cristiano le han colocado en una situación, cuanto menos, delicada. Según parece, la estructura societaria del jugador viene heredada de su paso por Inglaterra y en España, tras quedar en suspenso la Ley Beckham, no se corrigió la situación. El jugador, como es preceptivo, va a tener que pagar hasta el último euro y ya veremos si, presunción de inocencia por delante, el susto no resulta aún mayor.

Mejor prevenir que curar. Son tan reiterados los casos que en los últimos tiempos vemos en la industria del fútbol, vinculados a Hacienda, que cabría preguntarse si las reglas del juego están bien definidas. Igual es tan importante prevenir como perseguir para intentar higienizar el deporte. Por supuesto, que los que cometan fraudes deben pagar sin excepción, pero da la sensación de que las líneas no están bien pintadas y es interpretable cómo se las salta cada cual. Sinceramente, no creo que esté en el ánimo de Messi, de Cristiano o de la mayoría de los futbolistas, delinquir. Al menos, la patética cantinela sobre el diferente trato a los jugadores del Madrid y del Barcelona se cortará de raíz.

La línea de CR. El luso, por su parte, prefiere centrarse en la Copa Confederaciones para redondear la que se puede convertir en la mejor temporada futbolística de su vida deportiva, a nivel individual. Cristiano, reconvertido en ‘9’ puro, marcó los dos goles de su selección en Letonia prácticamente en la línea de gol. Su nuevo lugar en el fútbol está dentro del área. Lo sabe Fernando Santos y lo sabe Zidane. Eso debería tener una influencia determinante también en el Madrid que viene y en su planificación. Morata lo sabe. Para jugar de corrido, tiene que salir.