Hackenberg conecta con defensas y reporteros por igual
El quarterback de los New York Jets, escogido en la segunda ronda del draft, destaca por sus envíos poderosos, pero también erráticos en los entrenamientos.
El infinito potencial que poseen los jugadores a nivel universitario es el material del que se forjan las leyendas. Aquel que es más veloz que el propio rayo. El otro que es capaz de atrapar los lanzamientos con doble, triple o cuádruple cobertura si es que existe esa última posibilidad. Y luego están aquellos que cuentan con un brazo mítico que ha escrito innumerables páginas de proezas con la universidad de turno.
Aquí es donde entra en juego Christian Hackenberg.
El quarterback escogido por los New York Jets fue toda una estrella con la universidad de Penn State y tales fueron sus hazañas (y su potencial) que los neoyorquinos se liaron la manta a la cabeza y se lanzaron a tumba abierta a por él con el pick número 51 del draft de 2016, pensando que quizás podría tratarse de su elegido en la posición más determinante sobre el emparrillado.
Sus números en carrera colegial
A fin de cuentas, estamos hablando de alguien que se ha terminado convirtiendo en el líder histórico de la universidad en yardas de pase (8457) y touchdowns (48) tras haber sido escogido el equipo ideal en aquellos jugadores de primer año o freshman. Tanto su segunda campaña (sophomore) como la tercera (junior) no siguieron la senda que parecía llevarla hasta el estrellato, pero los Jets estaban intrigados con ese brazo por pulir.
Como se ha demostrado en los entrenamientos voluntarios sin ir más lejos.
Según ha informado Connor Hughes del NJ.com y presente en los OTA, Hackenberg ha sido protagonista por los lanzamientos realmente malos que ha perpetrado, porque esa es la expresión que hay que utilizar.
No solo ha insistido en conectar con los defensores, que no deben ser su objetivo principal sino más bien el objetivo a evitar, sino que incluso ha lanzado con tanta fuerza que ha superado a todos los que estaban sobre el campo… para conectar con los reporteros que estaban en la banda.
A lo largo de las tres sesiones que ha completado, ha incurrido en dos intercepciones que bien podrían ser hasta ocho por balones que incomprensiblemente la defensa no ha sido capaz de atrapar.
Vamos, parafraseando a Hughes, “cuando Hackenberg falla, lo hace a conciencia.”
En un año que se presenta poco ilusionante para su afición, la realidad se abre camino paso a paso entre aquellos que siguen a los Jets y es que Hackenberg no se parece mucho a aquel jugador por el que el club invirtió una segunda ronda.