Penguins ganan con polémica el primer partido de la Stanley Cup
El equipo de Pittsburgh se pasó 37 minutos sin tirar a puerta, vio como le remontaban tres goles y, aún así, ganó a los Nashville Predators.
Polémica, fortuna, drama, remontadas increíbles, goles en el límite del tiempo y los campeones llevándose un partido que no les pertenecía. Bienvenidos a la Stanley Cup, amigos.
El primer partido de la final de la NHL tuvo todo lo necesario para convertirse en un clásico instantáneo. Los Pittsburgh Penguins se acabaron llevando el encuentro por 5 a 3, y ponen el 1-0 en el marcador de la series frente a los Nashville Predators, pero el resultado en sí no alcanza a explicar lo que se vio en el hielo del PPG Paints Arena de Pittsburgh.
Los Penguins aprovecharon cinco minutos locos en el primer periodo para ponerse 3-0. Tres a cero, nada menos. Los Predators se sintieron injustamente tratados al anulárseles un gol de Subban en presunto fuera de juego (incluso con vídeo es dudoso) y, con el mazazo moral de ese instante, se vieron inmersos en unos momentos de total descontrol que acabó con el tercer gol de Pittsburgh al borde del final del primer periodo.
Cualquier otro equipo se hubiese desmoronado, pero no los de Nashville, uno de esos grupos que las han visto de todos los colores oscuros imaginables, que han llegado hasta aquí siendo el peor equipo de la conferencia Oeste al comenzar los playoffs. Se reagruparon e inclinaron la pista contra sus rivales de forma nunca vista. No es una hipérbole: los Pittsburgh Penguins estuvieron 37 minutazos sin lanzar a puerta, lo que es un récord negativo de la historia de playoffs de la legendaria franquicia.
Tanto empeño les llevó a empatar el encuentro a tres. Y, cuando parecía que acabarían llevándose la victoria, porque no la podían merecer más, el primer tiro a puerta en 37 minutos de los Penguins se fue para adentro, obra de Jake Guentzel, que pasó a convertirse en el inesperado héroe de la noche.
Quedaban los estertores del último periodo del tiempo reglamentario y el público de Pittsburgh, muy temoroso hasta entonces, se volvió loco. El quinto, a puerta vacía, sólo certificó que los Predators iban a morir dándolo todo.
El segundo encuentro se juega mañana miércoles, a las dos de la madrugada (hora peninsular). No esperéis que los Predators se rindan, ni que los Penguins dejen de estar, siempre, con la victoria entre ceja y ceja, pase lo que pase y por el método que tenga que ser.