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Tampa Bay Buccaneers

Doug Martin, la rehabilitada clave del ataque de los Bucs

El corredor dice haber dejado atrás sus problemas con sustancias y adicciones varias y se presenta como el pegamento necesario en Tampa Bay.

Doug Martin, la rehabilitada clave del ataque de los Bucs

A finales de la temporada pasada Doug Martin abandonó la disciplina de los Tampa Bay Buccaneers. Lo que empezó siendo una situación extraña, desagradable, en la que parecía que el entrenador Dirk Koetter tomaba cartas en un mero asunto disciplinario, se fue complicando con el tiempo y las informaciones hasta tal punto que llegó un momento de gran embrollo y muy poca claridad. Sólo sabíamos que Martin, en medio de una campaña muy mediocre, y tras firmado el gran contrato de su vida, no iba a ayudar a los Bucs.

En medio de dudas notables apareció la luz: el corredor era sancionado por cuatro partidos debido al uso de sustancias prohibidas por la liga y, sobre todo, se internaba, por voluntad propia, en una clínica de rehabilitación. Lo primero no deja de ser hasta cierto punto común en la NFL y, por lo tanto, no llamó tanto la atención como lo segundo. ¿Estábamos ante un sincero caso de arrepentimiento y deseo de mejorar como profesional (amén de en la vida personal) o sólo ante la circunstancia de un jugador que cumplía obligaciones impuestas desde fuera?

Cinco meses después se puede apostar por lo primero. Doug Martin ha vuelto a los entrenamientos y no ha parado de cosechar los elogios de sus entrenadores. Esto es normal, claro, que estamos en una época en la que todos los jugadores han llegado en estupenda forma, todos los rookies pintan de maravilla y todo son parabienes. Pero hay un factor, mucho más objetivo, que nos indica cuanto hay de verdad en esta rehabilitación: los Bucs no han fichado a ningún running back en la agencia libre y no han drafteado a ninguno hasta la quinta ronda.

Es la mayor prueba de fe que se puede ofrecer. El ataque de los Buccaneers da miedo. Jameis Winston no ha dejado de parecer un QB franquicia en sus dos primeros años en la liga y tiene a Mike Evans, otro que parece llamado a dominar su posición de receptor en el futuro inmediato; a esos se han sumado DeSean Jackson, vía agencia libre, y el tight end O.J. Howard que, más Cameron Brate, forman un grupo de receptores potenciales de los más fascinantes de la NFL.

Si en medio de esa constelación Doug Martin sigue siendo el indiscutible running back titular es porque lo consideran el pegamento necesario de la unidad y porque creen en su rehabilitación, sin asteriscos. No hay que olvidar que, tras su suspensión, en Tampa Bay podrían cortarle sin que eso les repercutiese en el espacio salarial, y que es un running back bien pagado, a 7 millones de dólares al año. Y no lo han hecho.

Martin aún tiene que cumplir tres partidos de suspensión, pero ayer explicó en rueda de prensa que está en paz consigo mismo, que todo este proceso ha sido muy duro desde el punto de vista psicológico y que, sin ninguna duda, ahora es mejor persona, más fuerte, que hace medio año. Si es capaz de volver a ser el corredor que hace 1400 yardas al año, como en 2015 o 2012, en Tampa estarán muy orgullosos de haber seguido confiando en él y, esto sin duda, tendrán uno de los mejores ataques de la liga. Lo que han demostrado es que, para ellos, eso es factible; y lo han hecho con demostraciones objetivas tanto como con palabras bonitas. Poco más puede pedir Doug Martin de su equipo.