REAL MADRID 107 - ANDORRA 76 (1-0)
El Madrid pasa página con 107 puntos, 8 de Ayón
Los blancos lograron su mejor marca anotadora de la temporada y el base batió el récord histórico de asistencias en el playoff. Randolph sumó 14 puntos en el tercer cuarto.
Pasó una vez, hace ya nueve años. El Madrid llegó como líder pletórico al playoff y 48 horas después caía eliminado. No encontró tiempo ni de torcer el gesto. Aquello tuvo trampa, el verdugo no era un octavo cualquiera, sino el Unicaja de Scariolo. Golpeó primero y no dejó levantarse al favorito.
Esta vez la eliminatoria también venía con enredo para los blancos, el de la Final Four. Mezcla de desgaste físico y mortificación anímica por la derrota en Estambul. Nos preguntábamos qué Madrid veríamos tras la decepción europea, si el de 2014 que se hundió en la Liga o el del año pasado que creció como la espuma. El estreno en el playoff nos mostró a un grupo sereno, bien en lo físico y con ganas de pasar página. Ávido de Liga. Impuso su calidad y aplastó al MoraBanc Andorra: +27 (83-56) aún en los primeros segundos del último cuarto. Y no es cualquier resultado, porque en los tres duelos de este curso entre ambos se llegó a la prórroga.
El Madrid impuso su calidad sin ni siquiera andar fino en los triples. Llevaba 3 de 15 al descanso, 0 de 3 Llull. El MVP de todo optó después de los primeros errores por asistir. Le cogió gustó al asunto y batió el récord histórico del playoff (desde 1984). El anterior registro andaba estancado en 13 pases (Bennett, Turner y Anderson) y alcanzó los 15 antes del final del tercer cuarto, en 24:48. Se sentó y no volvió a salir, así que Sergio Rodríguez conservó la marca absoluta en un partido de Liga regular: 19 asistencias ante el Fuenlabrada en mayo de 2016.
Los de Laso arrasaron en la pintura, canastas cerca del aro (33 de 50 de dos) y rebotes (41 y 13 ofensivos). Cada vez con menos oposición. Shermadini era el único baluarte visitante, acumulaba 11 de los primeros 21 puntos del MoraBanc (16-17 fue la única ventaja visitante), pero cometió tres faltas y se fue al banco. Antes de eso, Felipe Reyes había dado el impulso definitivo a los suyos. Entró por un errático Randolph y los madridistas despegaron. En la reanudación, el estadounidense se sumó a la fiesta para rematar la faena. Pasó en ese tercer periodo de cero a 14 tantos (y 18 de valoración).
Al final, 107 puntos, la mejor anotación blanca de la temporada. Por encima de los cien por novena vez (cinco en la Liga, tres en la Euroliga y una en la Copa). El Madrid había salvado la trampa mientras el Andorra se dejaba ir, quizá pagó estar diez días sin competir. El viernes, más. Veremos si mejor.