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FENERBAHÇE 80 - OLYMPIACOS 64

La Novena de Obradovic

El entrenador serbio iguala al Madrid en el palmarés en solo 22 ediciones y dirige a su primer título al Fenerbahçe. El primero también de un club turco. Udoh, MVP.

Estambul
El Fenerbahçe festeja la primera Euroliga de su historia y la novena de Obradovic.
TOLGA BOZOGLUEFE

Empecemos esta vez por el perdedor, por el Olympiacos. Bravo. ¡Qué equipo! El mejor de la década, dos títulos y cuatro finales. Lo tenía todo en contra, y se agarró como pudo (44-40) a los trozos de madera que flotaban tras padecer de salida el huracán Fenerbahçe. El mismo que acabó con el Madrid también derribó a los griegos, aunque necesitara subir a fuerza cinco. Una intensidad mareante, como la del público.

Dos mates de Vesely, cuatro triples y un 2+1 de un completísimo Kalinic en ocho minutos desataban un torrente ofensivo en la batalla entre las dos mejores defensas de la Euroliga. Birch y Milutinov, dos torres ‘rojas’, replicaban. Corazón grande. Luego Mantzaris. Pero el baloncesto es ese deporte en el que juegan cinco contra cinco y casi siempre gana Zeljko Obradovic. Otra vez campeón de Europa, orgullo ahora de Turquía tras serlo antes de Grecia y de su Panathinaikos. Campeón, el técnico serbio, decimos, por novena vez en su Final Four número 16 en 22 ediciones (ha faltado a cuatro desde que debutara en la 91-92). Campeón con un quinto equipo de cuatro países diferentes: Partizán, Joventut, Madrid, PAO y ahora Fenerbahçe. El primer gran éxito colectivo turco a este nivel.

Día grande en Estambul, enorme para los 30 millones de seguidores que animan de Europa a Asia al ‘Fener’, como lo apodan. Y un MVP incuestionable, Ekpe Udoh (2,08 m y 30 años), en un bloque de rotación tan corta como modélica. El pívot, tras devastar al Real, repitió en la final. Jugador gigante, tipo listo. No sumó canastas cerca del aro (una y 10 puntos) pero se infló a forzar faltas (8 de 10 desde la línea), a rebotear (9), a asistir (4) y… a taponar (5). Lo suyo con la intimidación es puro vicio.

Solidez, cimientos de hormigón armado para un Fenerbahçe que tiene múltiples caras, aunque todas parten de una gran defensa y ataques eficientes. No pierde el control. Puede poner al ‘jugón’ Dixon al timón, o tirar del ‘cerebral’ Sloukas, jugar solo con un grande o con Kalinic y Datome de aleros junto a Udoh y Vesely (más de 2,05 de media). Lo vimos cuando el italiano Datome rompía en el tercer cuarto y se cortaba la culpa.

Un abanico ejemplar de recursos. Como los de Kalinic, ‘chico para todo’, capaz de actuar de alero, de pívot y hasta de escolta, de bailar con la fea atrás y de meter desde donde antes no metía: 12 de 20 en triples entre los cuartos y la Final Four. Trabajo. El quinto de la fase liguera es el indiscutible campeón de Europa. El mejor cuando tocaba, ¿se lo habrá enseñado Obradovic? Y a su lado, un español, Josep María Izquierdo.