George, hasta 74 millones menos por no estar en los Quintetos
Paul George y Gordon Hayward, los más afectados por no estar en los Mejores Quintetos. Pueden ser grandes noticias para Lakers y Celtics...
Anthony Davis perdió la pasada temporada 25 millones (su contrato bajó de 145 a 120 millones de dólares por cinco años) por no entrar en ninguno de los Mejores Quintetos de la temporada NBA 2015-16. Damian Lillard, por su parte, ganó 12 (hasta el 132x5) por entrar en el Segundo Equipo de la temporada un año después de haber estado en el Tercero y clasificar así para la Derrick Rose rule, por la que un jugador puede ampliar su contrato rookie por un 30% del salary cap (no un 25, como en los casos en los que no se puede aplicar) si ha cumplido alguna de tres premisas: ganar un MVP, ser al menos dos veces titular en el All Star Game o estar al menos dos veces en esos Mejores Quintetos (sea primero, segundo, o tercero).
Ahora, los que esperaban ansiosos la composición de estos equipos eran Paul George y Gordon Hayward. Sobre todo el primero, con más opciones de estar entre los quince mejores que el de los Jazz. El hecho de que el convenio introduzca variantes que incluyen estos premios a la hora de poner los contratos en una u otra escala supone una presión extra para los periodistas que votan, hasta el punto de que la NBA sacó del proceso a los que tienen contrato con las franquicias a través de sus canales de radio y televisión, blogs asociados… Este era un asunto especialmente espinoso con el nuevo contrato y la aparición de la designated player exception. Según esta, ciertos jugadores pueden firmar contratos máximos todavía más lucrativos que los actuales… siempre y cuando cumplan ciertos criterios:
-Si en la temporada inmediatamente anterior entran en uno de los tres All-NBA Teams (mejores quintetos de la temporada) o son elegidos Defensor del Año o MVP.
-Si en dos de las tres temporadas anteriores han entrado en los All-NBA Teams o han sido Defensor del Año. O si han sido MVP en una de las tres temporadas anteriores.
-Y siempre y cuando juegue en el equipo que les drafteó o hayan sido traspasados a otro equipo cuando estaban cumpliendo todavía con su contrato rookie.
Los jugadores que entran en esta categoría, y que estén en un rango de experiencia en la NBA de 7 a 9 años, podrán optar al 35% real del salary cap anual, que será la próxima temporada de 101 millones de dólares. Los que tengan más de diez años de experiencia ya podían optar a esa 35% y los que están en seis o menos podían hasta ahora acogerse antes de firmar a la citada Derrick Rose rule (cinco años con un 30% del cap si ha sido dos veces titular en el All Star, una vez MVP o dos miembro de los All-NBA teams).
Paul George, ¿más cerca de los Lakers?
Los Pacers esperaban que Paul George entrara como mínimo en el Tercer Quinteto para poder ofrecerle ese contrato en las condiciones de Designated Player: 207 millones por cinco años que, era su esperanza, hubieran sido demasiado golosos para dejarlos a un lado. Sin esa ventaja, el alero puede redoblar sus movimientos para forzar una salida (acaba contrato en el verano de 2018)… con los Lakers, a los que su entorno ya señaló en febrero como su destino favorito, a la espera de acontecimientos. Mientras tengan la mano ganadora en cuanto a las preferencias del jugador (californiano de nacimiento), los angelinos pueden optar por esperar a febrero o incluso al verano para firmarlo como agente libre, con el alto riesgo de que algún otro equipo (los Celtics están a la vuelta de la esquina de cualquier rumor) apueste por un traspaso aunque el entorno de George airee que no firmará un nuevo contrato con él.
Con ese ‘super max’ del designated player y esos más de 207 millones, los Pacers tenían más opciones de seguir pensando en George como una pieza de futuro para la franquicia. Al no entrar en ningún Quinteto, los de Indianápolis no pueden ir más allá de una oferta (cualquiera comenzaría a ser efectiva a partir de la temporada 2018-19) también de cinco años pero de 180 millones. El total anual baja de 42 a 36. Si elige ir a otro equipo como agente libre, podría firmar por 4 y 133 millones (33,2 al año). La diferencia ya no es tan grande con respecto a la baza de su actual equipo… George ha pasado de poder firmar 5x207 a quedar, si se va a otra franquicia, en 4x133: unos 74 millones de dólares de diferencia.
Hayward también pierde su mejor opción
Gordon Hayward, aunque tenía menos opciones, también manejaba buenas razones para estar pendiente de los All-NBA Teams: de haber entrado en ellos, podría haber optado por acogerse a su player option para la próxima temporada (16,7 millones) y firmar después un super max con los Jazz que se iría a 220 millones por cinco años (2018-2023). Eso le daría un total en seis años, incluida la próxima temporada, y más de 236 millones de dólares con casi 50 millones garantizados en el último, la temporada 2022-23.
Ahora, si Hayward opta por no ejecutar la player option, podría firmar por 5 años (2017-2022) y casi 180 millones, comenzando la próxima temporada en 30,9. En el 30% del cap, sería más dinero que el de cualquier otro pretendiente por el año extra que le pueden ofrecer en Salt Lake City. En caso de salir al mercado y firmar por otra franquicia, lo podría hacer en régimen de cuatro años y 132 millones. Una vez más hay diferencia pero no tanta como en el primer caso, lo que puede animar a los pretendientes, uno muy obvio en su caso los Celtics de Brad Stevens, su entrenador en Butler. En esta opción perdería la posibilidad de firmar como designated player en el futuro así que no podría optar al 35% del cap hasta que no acumule diez años de experiencia NBA.
En el actual panorama, a Hayward le queda una opción con cierto riesgo pero muy interesante y de nuevo pendiente de los All-NBA Teams: podría firmar un contrato en régimen de 1+1 y apostar por hacerse un hueco en los Quintetos de una de las dos próximas temporadas. Esa opción podría permitirle, por ejemplo, cobrar 30,9 millones la próxima temporada y, si entra en los Mejores Equipos, prescindir del segundo años y firmar un nuevo vínculo por 5 y unos 220 millones (49,9 en la 2022-23). O hacerlo en el verano de 2019 después de haber cobrado otros 30,9 en la segunda y última de las dos temporadas de ese primer contrato. Es la baza de los vínculos cortos que han manejado en los últimos veranos LeBron James o Kevin Durant para maximizar sus posibilidades económicas.