Lo que pudo haber sido y no será
Cualquier sevillista que a principios del pasado junio le hubieran puesto por delante un contrato en el que con su firma se asegurara que el Sevilla llegaría a la penúltima jornada al Bernabéu a un punto de amarrar la cuarta plaza, no hubiera dudado en ir a comprar él mismo el bolígrafo si hiciera falta. Monchi había amagado con irse, Emery no había dudado en hacer las maletas y Sampaoli había aterrizado precisamente plagado de incógnitas. Ni el tricampeonato de la Europa League ni la vuelta a la fase de grupos en la Champions. El terremoto invitaba a agarrar con fuerza los pájaros que ya estuvieran en la mano.
Pero el transcurso de la temporada lo cambió todo. Con mejor o peor juego, con más o menos ocasiones, por mano del entrenador o por calidad del plantel... o por ambas, el Sevilla se metió en la lucha por LaLiga. Era muy difícil, pero había quien tenía marcada en rojo la fecha de la penúltima jornada, en la que el Sevilla que a todos ilusionaba podía coronarse en el Bernabéu. Sin embargo, los cursos futbolísticos son muy largos y el Sevilla y Sampaoli están acabando muy desgastados. Sobre el papel, estar a un punto de sellar la cuarta plaza es algo notable, pero las opciones de sobresaliente se perdieron en Leicester. Porque caer con el Leicester en Champions... eso no lo hubiera firmado absolutamente nadie.