CLÁSICO TAPATÍO

Aficionados llevan serenata para apoyar al Rebaño Sagrado

La afición no pierde la ilusión de ver a Chivas en Semifinales del Torneo Clausura 2017 y este sábado le cantaron para motivarlos.

La afición no pierde la ilusión de ver a Chivas en Semifinales del Torneo Clausura 2017 y este sábado le cantaron para motivarlos.
César Huerta
Guadalajara (México) Actualizado a

La fiesta tiene dos tonos: rojo y blanco. El equipo llega con desventaja al partido de Vuelta, frente al Atlas. Pero la afición no pierde la ilusión de ver a Chivas en Semifinales del Torneo Clausura 2017. Por eso, la tarde de este sábado ha llevado serenata a su equipo.

Tambores y trompetas comienzan a sonar cerca de las 19:10 horas. Es la algarabía previa a un Clásico Tapatío. Entre la parcialidad rojiblanca, existe confianza plena en remontar el 0-1 de la Ida. En casa, el Guadalajara buscará este domingo el pase a Semifinales.

Para acompañar a tambores y trompetas, la voz de más de 500 aficionados del Rebaño Sagrado. Los cánticos se escuchan uno tras otro. El animo no decae durante el resto de la tarde.

La vialidad se cierra. El paso por Avenida Las Rosas, donde se encuentra el hotel de concentración de Chivas, es imposible. Los aficionados se apoderan de la calle. Atmósfera rojiblanca. Confianza a pesar de la desventaja. La ilusión de la estrella número 12 sigue viva en la parcialidad del Rebaño Sagrado.

Rodolfo Cota sale apenas unos instantes del hotel. Apenas asoma a la calle. Lleva a su pequeño hijo en brazos. Saluda a los aficionados y regresa al interior. Los cánticos continúan. Hay referencias al Atlas, como es de esperarse. "El que no salte es un zorro maricón", cantan mientras despegan los pies del suelo una y otra vez.

A lo largo de poco más de hora y media, el ímpetu no cesa. A las 20:50 horas, el momento esperado. Los futbolistas del Guadalajara salen del hotel para cantar junto a sus aficionados. Se unen a la fiesta. Suben al frente de todos.

Jesús "Chapo" Sánchez toma una bandera. La ondea. Canta junto a la barra. Es un aficionado más. Siente los colores desde pequeño, cuando vivía en Caborca, Sonora. Se sabe todas las tonadas de la barra. No para. Cierra el puño. "¡Vamos, vamos!", grita.

Junto a él, todos los demás. Miguel Ponce ondea la bandera. Canta. Otro que siente al equipo. En la fiesta están prácticamente todos. Aparecen Alan Pulido, Rodolfo Pizarro, Oswaldo Alanís, Michelle Benítez, Miguel Jiménez, entre otros.

"Dale, dale, dale Rebaño", cantan los jugadores al unísono con cientos de aficionados. Y cuando los seguidores rojiblancos entonan de nuevo "el que no salte es un zorro maricón", los futbolistas brincan y gritan igual que el resto de los presentes.

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Minutos después de los jugadores, el técnico Matías Almeyda se une a la fiesta. Sube con lo que él llama "hinchada". Canta. Aplaude. Saluda a todo el que estira la mano para tocarlo. El entrenador se deja querer, la noche antes de pelear por el pase a la siguiente ronda.

Esta noche es reflejo de la comunión entre equipo y afición. De lado queda el mal momento futbolístico. Hoy nadie se acuerda que Chivas tiene dos goles en los últimos seis partidos. Hoy la confianza es plena de que el Rebaño Sagrado revertirá el 0-1 de la Ida para avanzar a Semifinales. Es un sábado de fiesta. De serenata rojiblanca.

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