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El síndrome del niño castigado en el balcón y el Barcelona

México

La eterna espera. Al Barcelona se le hacen largas las semanas por culpa del síndrome del balcón. Se encuentra el equipo blaugrana como un niño mirando por la ventana cómo juegan los vecinos mientras él está en casa castigado esperando que le den el pase de pernocta para poder salir el fin de semana. Mientras, mira cómo sus rivales se lo pasan en grande en busca de la final de la Champions en Cardiff. Ante esta eterna espera se abren muchas preguntas porque el tiempo pasa muy despacio y algo hay que hacer en el club.

Ordenar la casa. Cuando se encuentra castigado en su domicilio y ve jugar a los vecinos en la calle, una de las cosas que se le pueden ocurrir es mirar hacia adentro y ordenar el piso. El Barça está en esa tesitura. Los responsables del Barcelona están mirando los muebles del salón y no les gusta nada lo que ven. Casi todo les parece pasado de moda, pero les falta lo fundamental: un decorador que les elija las piezas de recambio. Sin un entrenador que asuma los cambios en la plantilla cualquier intento de redecoración de la casa no pasa de proyectos en papel. De nuevo, la espera se hace eterna.

La ansiedad por salir a jugar. Al Barcelona le levantan el castigo este fin de semana. El domingo vuelve a salir a jugar, concretamente en Las Palmas de Gran Canaria, donde el equipo de Luis Enrique sabe que debe de recuperar las sensaciones de salir a la calle para poder aspirar al milagro de ganar la Liga que pasa por una equivocación del Madrid. A día de hoy, parece improbable que los de Zidane la cometan. Está por ver si esa ansiedad resulta positiva. Y si cuando los jugadores salgan de nuevo de su prisión darán la buena versión de las últimas jornadas ante Madrid, Espanyol o Villarreal o regresan a esa que les ha penalizado tanto en casa como en Europa.

La mala conciencia. Mientras el Barcelona mira por el balcón cómo juega su vecino, le corroe una mala conciencia doble. Por una parte, es indudable que la masa social del Barcelona apoyará a la Juventus en Cardiff para así intentar ponerle sordina a lo que sería un éxito descomunal del Real Madrid si vuelve a ganar la Champions. Por otra parte, le maltrata la pesadilla de saber que, tal y como demostraron en el Bernabéu hace tres semanas, los blaugrana son el único equipo realmente capacitado para superar a los blancos. Pero que se lo miran desde el balcón por sus propios errores.