La rivalidad Orioles - Red Sox entre rectas y racismo
Chris Sale le volvió a acercar la lumbre a Manny Machado y la situación parece una bomba de tiempo.
Solo se necesitó de una recta de 98 millas para revivir un problema que tan solo un bateador antes parecía enterrado. Así se vive el capítulo más reciente en la nueva gran rivalidad de Grandes Ligas: Red Sox – Orioles.
Un día después de que Adam Jones acusara a los aficionados de Fenway Park de proferirle insultos raciales _ lo que generó la condena de autoridades deportivas y civiles, de toda la comunidad de Grandes Ligas y de los mismos peloteros de Boston _ la fanaticada de los Red Sox respondió con una ovación de pie a Jones en su primer turno al plato.
Ese parecía el último episodio de una candente rivalidad que se encendió la semana pasada, cuando Manny Machado sacó del juego a Dustin Pedroia con una barrida en la intermedia y en respuesta vio una recta detrás de la cabeza, lo que le valió a Matt Barnes una suspensión de cuatro juegos.
Pero el espíritu deportivo entre Red Sox y Orioles duró exactamente lo que Jones tardó en consumir su turno, es decir, tres pitcheos y un ponche. El siguiente lanzamiento que salió de la mano izquierda de Chris Sale fue una recta que pasó por detrás de las rodillas de Machado.
Los umpires advirtieron a los dos equipos y la situación no escaló dentro del diamante, pero si en los vestuarios en donde el antesalista dominicano se descoció en insultos contra la organización de Boston.
“Le perdí todo el respeto a esa organización”, dijo en medio de palabras no aptas para público infantil. “Si me van a pegar, maldita sea, péguenme. Pero no prolonguen esto”.
Además de pedir la intervención de Grandes Ligas, Machado también dejó en claro que la regla no escrita que comanda pelotazos en represalia a cualquier tipo de acción fuera de las líneas del deporte, tiene un aspecto en el que nadie gana, en especial el que está del lado equivocado de la esférica.
“Los pitchers ahora lanzan a 100 millas por hora”, recalcó. “Bueno, pues yo tengo un maldito bate. Podría ir a partir a alguien si quisiera, pero ¿saben? Me suspenderían un año, y un pitcher es suspendido dos juegos. Eso no está bien”.
De entre todos, al que menos parecieron importarle los comentarios de Machado fue a Sale, quien no se inmutó después de encender la llama de la rivalidad y de paso apagar a la ofensiva de Baltimore con otra joya desde la loma.
“Lo que sea, viejo. No me va a quitar el sueño”, respondió desenfadado.
Pedro Martínez, un experto en el arte del pelotazo como forma de respuesta aseguró vía Twitter que ningún lanzador de Boston le acercará otra recta a Machado el miércoles.
Eso no significa que los pitchers de los Orioles se queden de brazos cruzados en el penúltimo juego de la serie.