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DARUSSAFAKA 81 - REAL MADRID 88

Carroll, Ayón, Doncic, Llull… el Madrid se levanta a lo grande

El equipo blanco venció al Darussafaka y se pone 2-1 en la serie: está a solo una victoria de la Final Four. Carroll (21 puntos) y Ayón (18), geniales.

MéxicoActualizado a
Luke Harangody defiende a Sergio Llull.
Luke Harangody defiende a Sergio Llull.Anadolu AgencyGetty Images

No hubo tercer tazón de sopa agria. Los blancos habían bebido caldo avinagrado en la derrota del viernes, pero también en el primer partido, donde ganaron. Esta vez el Madrid salió con todo (Doncic junto a Llull en el quinteto) y a por todas. Centradísimo, equipado incluso con mirada asesina, la de Randolph. Fue como si viera a la Final Four escaparse por la ventana tras un curso inmaculado en Europa y reaccionara. Se lanzó para agarrarla al vuelo y… la enganchó a tiempo. De momento, y no sin sufrir.

Todas las manos posibles hacia el mismo objetivo. Un gran equipo. Recupera el factor cancha y se guarda así el comodín de un quinto duelo en Madrid como mal menor. Dejó tocado al Darussafaka, a su gente, y tiene este viernes una gran ocasión de adelantar los deberes, de ahorrarse disgustos. Pero tendrá que repetir actuación modélica, la de la primera parte, donde movió la batalla de escenario. El Darussafaka penó en ataque ante una fantástica defensa, incluida un zona 1-2-2 que mutaba luego en individual con cambios continuos si había bloqueos. Todo para asfixiar su uno contra uno letal. Doncic agarró las emociones del último día y se levantó a lo grande. El Real movió bien el balón y lanzó mejor. Randolph completaba junto a Llull el triángulo letal y Ayón hacían una buena labor. El rebote era blanco y lo fue toda la noche.

Pero se sentaron, y los refuerzos no bajaron el nivel. A su modo. El listón de la defensa seguía altísimo, pero con el balón en las manos llegó el atasco. Lo desatrancó el mejor Carroll. Tres triples en el segundo cuarto, y dos más en el tercero. La brecha tocó los 18 puntos (37-55) y un titánico Ayón frenó el primer arreón de los de Blatt. Y ahora eran +19: 49-68. Parecía hecho; solo lo parecía.

El público calmado rugió, casi se metía en la pista, Kutluay el primero (cañonero de lujo y ahora directivo del Darussafaka). La presión ambiental, ahora sí una cancha turca en toda regla, se colgó de la chepa de los árbitros. Nos recordó a la final ante el Olympiacos de 2013. Pero este Madrid es más maduro, ya está hecho, y respondió. Padeció, pero ganó. Lo hizo ante Zizic, baluarte local al que se le añadieron en el último acto Wilbekin y un Wanamaker que sumaba falta tras falta. Desatados casi obran el milagro: 74-77. Un 2+1 providencial de Doncic, más la brega de Ayón y dos tiros libres de Carroll sacaron el abanico. No corría una gota de aire. Llull sentenció. Dos canastones y hasta pasado mañana. El Madrid campeón frente a un rival enorme.