DARUSSAFAKA - REAL MADRID (1-1)
El Madrid de Ayón tiene que ganar en Estambul
El Madrid debe vencer sí o sí al Darussafaka Dogus en su pista. El equipo de Blatt ha hecho daño a los blancos con cambios defensivos y un juego de ataque donde brilla Wanamaker.
El Madrid se la juega en Estambul, ciudad amable al inicio de la era Laso, pero que se ha complicado hasta casi lo imposible desde la irrupción del mejor Fenerbahçe en 2015. Seis derrotas en siete partidos, incluidas tres este curso ante el Galatasaray, el propio Darussafaka (81-68) y los de Obradovic. Para que el Real vuelva a la Final Four tras un año de ausencia tiene que vencer sí o sí hoy o el viernes en Turquía y forzar el quinto duelo. Este se jugaría en casa el martes 2 de mayo, el mismo día del Madrid-Atleti de la Champions. Si gana los dos, eso sí, tendrá un problema menos. No parece fácil.
Los blancos son aún favoritos en las apuestas, pero han caído a la tercera plaza en la lucha por el título tras el CSKA y el Fenerbahçe —ya clasificados—. Después del primer partido en Madrid, Blatt dijo que sabía lo que había que hacer para vencer. Su equipo lo bordó. Ahora, en el discurso de los jugadores madridistas hay frases que se repiten casi como un mantra. Conocen la fortaleza del enemigo y saben en qué han fallado. Por ejemplo, en la defensa del punto fuerte adversario, el uno contra uno de un grupo liderado por Wanamaker que rompe por talento (el suyo, el de Wilbekin, Clyburn, Anderson…), pero que no da muchas asistencias. Y en el control del rebote defensivo frente a un rival móvil y que te descoloca.
“Nos faltó dureza y concentración de salida”, reconoce Ayón. “Tenemos que defender mejor para encontrar el ritmo”, ha dicho Laso. Y en ataque, parece que también está clara la teoría: “No hay que obsesionarse con sus cambios defensivos que nos obligan a forzar tiros. No podemos depender siempre de los canastones de Llull”, asegura Rudy. Trampas atrás para evitar la circulación del balón. El Madrid es superior en la pintura, pero debe hacer fluir el juego primero. Ritmo. “Jugar en equipo y que todos estemos dentro, eso es lo que nos dio el éxito antes”, apunta Ayón. La teoría queda clara, la práctica la veremos hoy. Tercer capítulo con un 1-1 angustioso.