REAL MADRID 83 - DARUSSAFAKA 75 (1-0)
El Real Madrid toma ventaja en la serie con 14 puntos de Ayón
Los blancos sufrieron en la primera parte ante el talento individual del Darussafaka y tuvieron que remontar once puntos (25-36). Llull sumó 23 puntos y conectó con Ayón. Bien Draper.
En una Euroliga de semejante nivel, el playoff trae sufrimiento. Es casi una obligación. Y lo trae aunque sea el primero contra el octavo. Ganó el Madrid, sí, pero antes tuvo que sudar la gota gorda, recuperar al mejor Llull, solventar los errores iniciales y trabajar como un bloque para imponer su plantilla. Para marcar a fuego esa calidad como grupo que le ha hecho líder del primer ‘todos contra todos’ continental.
Remontó once puntos (25-36) a un equipo de David Blatt con la cadencia del que se sabe mejor y se puso 14 arriba en el minuto 35: 74-60 tras un parcial de 49-24. Impuso su superioridad porque la cultivó, porque supo corregir lagunas y potenciar virtudes, aunque no se ahorró el padecimiento típico del último minuto, el que da tanta vida a estas eliminatorias. Wanamaker devolvió a su equipo a empellones a la batalla. Una canasta y un 2+1 ponían a los turcos a tiro de tres (78-75).
Quedaba un minuto exacto y entonces… Llull solucionó la papeleta. Un tiro libre, un rebote de ataque de Rudy y el jaque mate del menorquín con un lanzamiento de media distancia: 81-75. Cinco tantos en 40 segundos para quebrar una zona 1-3-1 y el 1-0 al zurrón. Suena ya la campana del segundo asalto. Ojos bien abiertos.
Un equipo nuevo pero con talento individual y un gran entrenador solo puede ir a más con el paso de los meses. El Darussafaka sirve de ejemplo, el tapado del playoff. El rival con menos nombre, el único al que la élite le era desconocida y también el “más peculiar”, como lo calificaba Laso en la previa. Un equipo con pegada, con Wanamaker de mariscal de campo (21 puntos) y Wilbekin (8) y Clyburn (15) como anotadores explosivos. El primero desde el perímetro, aunque no arrancó, y el segundo encarando el aro como un gran atleta.
Un bloque frente al que hay que dar la talla en la defensa del uno contra uno. El Madrid no la dio y padeció en la primera parte. Hasta casi el paso por los vestuarios no se miró al espejo y se reconoció. Hasta finales del segundo cuarto su pertinaz labor de desgaste no empezó a cuajar. Una rotación y un juego interior que laminó al enemigo. Más grupo frente al genio de los americanos del Darussafaka. La labor de intendencia de Draper resultó vital.
El Real supo cerrar el rebote y apelar atrás a la responsabilidad individual. Primero se rehízo —bien ahí Hunter— a un quinteto enemigo con cinco ‘bajitos’ que le forzó errores, luego Llull clavó dos triplazos y más tarde, ya en la reanudación, Ayón pasó por encima de Zizic. ‘El Increíble’ encontró al mexicano, gobernó: seis asistencias frente a las diez totales del rival (97 a 64 en valoración). El testigo lo cogió Randolph, despistado al inicio y en todos los ‘fregados’ al final. Muy activo. Una batalla ganada con la zancada de los relevistas, en equipo. El viernes, más.