Carvajal domina Alemania
Del penalti a darle un caramelo en el 0-1 a Cristiano y hacerle un caño a Vidal. Fue un ciclón en Múnich y durante toda la temporada: entre el Madrid y la Selección suma 11 asistencias.
AIemania es la segunda casa de Carvajal. Su barrio es Leganés y su hábitat el Real Madrid, pero el lateral tiene una afinidad especial con el país germano, donde pasó su primera y única experiencia fuera del club en el que puso junto a Di Stéfano la primera piedra de Valdebebas en 2004. Fue en la 2012-13, cuando fue una víctima colateral en la ojeriza de Mourinho con Toril y tuvo que irse cedido al Bayer Leverkusen, donde le había pedido el bigote del fútbol teutón, Rudi Völler. Carvajal regresaría un año después con el galardón de mejor dos de la Bundesliga.
Esta vez, y como en la eliminatoria de 2014, fue volver a poner un pie en Múnich y multiplicarse. Y eso que pasó el mal trago del injusto penalti. En el trayecto al vestuario, en el descanso, seguía explicándole a Casemiro la jugada. “¡Con el pecho, tío, le di con el pecho!”. En la segunda parte fue la catapulta del Madrid. Le dio un pase templado y al punto exacto a Cristiano en el 0-1, le hizo un caño de tacón a Vidal en la ocasión de Bale (55’) y lo remató en el 83’ con una acción maradoniana en la que se fue de Bernat y Boateng, pero le cerraron la puerta a la cocina...
La asistencia a Cristiano es otra muesca más en el papel de Carvajal como lateral-extremo. Si Marcelo desequilibra, el leganense no desmerece el otro flanco: ya suma 11 pases de gol esta temporada (nueve con el Madrid y dos con la Selección). Y cuando tiene que finalizar, lo hace, como en el decisivo 3-2 al Sevilla en la prórroga de la Supercopa de Europa.
Emigrar con 20 años no es fácil, pero a Carvajal nunca le pasó factura el ‘Vente a Alemania, Dani’. Leverkusen sólo fue la dirección del trabajo. Realmente vivía a 52 kilómetros, en Düsseldorf. Allí estaba un excompañero suyo en La Fábrica (el central Juanan, hoy en la India) y alternaba con el exatlético Álvaro Domínguez. Vivía cual Erasmus. “Vinieron mis amigos desde España y casi no cabíamos en mi casa, tuve que llevarlos a comer una paella...”, relataba hace unos años el lateral blanco. Incluso aprendió un aceptable alemán, según su profesora, Kamila Blumski.
Un dominio del idioma que le vino bien para replicar el lenguaje subterráneo de Ribéry y Müller. Con Vidal, con el que ayer tuvo un pique espectacular, no le hizo falta. El chileno estaba encolerizado porque Carvajal hizo ayer con el Bayern lo que hizo con un mando de la Playstation en un partida que perdió con Isco y que el malagueño mostró en su Twitter: destrozarlo.