El primer suceso tuvo lugar en Mónaco 2015. El piloto asturiano había accedido a la Q2 cuando en su segundo intento con neumáticos superblandos para intentar meterse en la Q3, el MP4-30 se apagó de repente a su paso por Santa Devota.
El segundo problema ocurrió en Bakú 2016. Fernando Alonso encaraba en la segunda sesión de entrenamientos libres la larga recta de 2,1 kilómetros cuando sin previo aviso, el MP4-31 dejó de recibir corriente eléctrica.