Capotazo de Míchel al Madrid
Míchel le echó un capote al Madrid. Le hizo uno de esos favores que se recuerdan, porque tras el empate ante el Atlético, el Barça se le echaba encima. Los dos puntos perdidos en el Bernabéu sonaron a despiste absurdo, porque el Madrid se manejó bien tres cuartas partes del encuentro, pero al final revivió al Atlético con su repentina indolencia. Y al Atlético y a Simeone no se les puede perder la cara. El Cholo cambió lo que tenía que cambiar (hizo lo que no se atrevió en Milán) y dio la vuelta a la dinámica del partido. Lo empató y quedó la sensación de que con cinco minutos más hubiera ganado. La Liga se le ponía difícil al Madrid.
Pero nunca se sabe lo que depara el fútbol. El Barça, que se las prometía felices en Málaga (Piqué y Rakitic limpiaron tarjetas ante este partido) se llevó un chasco. El Málaga le jugó bien, como tenía que jugarle. Al Barça, una vez más, le fallaron los reemplazos. Ahí Luis Enrique no consigue lo que sí consigue Zidane: que los suplentes aporten. Y esta vez tampoco le salvó el ataque. Ninguno de los tres estuvo en su nivel, y además Neymar incurrió en un dislate que dejó a su equipo con diez ante el trance de intentar la remontada. El Barça se batió a fondo, eso sí, a costa de exponerse a continuos contraataques, pero no acertó.
Total, que el empate del Bernabéu ni resultó tan bueno para el Atlético, al que se le acerca el Sevilla, ni tan malo para el Madrid, que resulta que le coge un punto más al Barça. A Zidane, lúgubre en la víspera porque se huele algo, le sacudieron mucho en las redes toda la tarde. Ahora sentirá alivio. Míchel le hizo el gran roto al Barça, que se retiró del campo con cara de Liga perdida. Para Málaga, es la culminación de una semana feliz, tras la victoria del Unicaja en Valencia. Para el Barça, el fin de una racha imponente, con las velas infladas tras la remontada ante el PSG. Tanto interés en torno al derbi y resulta que la miga estaba en Málaga.