Los Steelers sueñan con el sustituto de Big Ben: Mahomes

Siempre se dice que en la NFL hay dos tipos de equipos: los que tienen un quarterback franquicia y los que lo están buscando. Pero eso es una simplificación absurda a la que le faltan matices ya que existe una tercera categoría: los que tienen un QB franquicia al que no le queda mucha gasolina en el depósito.

Uno de los equipos que más ha hablado del tema en esta offseason son los Pittsburgh Steelers. No hace falta un MBA para darse cuenta de que Ben Roethlisberger es un jugador con una edad, 35 años, en la que se auguran ya pocas temporadas de élite en la NFL, y que su estilo de juego ha sido duro y agresivo en su carrera, por lo que ha llevado más palos que una estera. Sin embargo, y por si alguien no se había percatado del asunto, el propio jugador ha dicho que se va a plantear año a año eso de seguir en la NFL, que es algo muy duro. Su contrato, la cantidad de dinero que tiene aún por cobrar y la que tendría que devolver del 'signing bonus' que firmó hacen que eso de marcharse sin más no parezca creíble, pero encendió todas las alarmas de la franquicia.

Tanto que el propio Mike Tomlin, entrenador de la misma, aceptó el hecho sin tapujos y declaró, también sin ocultar nada, que por supuesto que están en el proceso de encontrar recambio para Big Ben, que sería temerario no hacerlo.

En este contexto encaja la visita de ayer de dos QBs a las instalaciones de los Steelers. Son los rookies, que se presentan al draft, Patrick Mahomes (Texas Tech) y Josh Dobbs (Tennessee). El primero es el que más interés despierta y el que genera la noticia.

El cañón de Patrick Mahomes

Porque Mahomes es una promesa de las que intrigan a las oficinas técnicas de la liga y, estoy seguro, va a volver loco a algún entrenador. Tiene hechuras de primera ronda y un talento bruto, por pulir, de los de perder la cabeza, y todos los años vemos como este tipo de perfiles acaba saliendo en primera ronda del Draft. Aunque tenga muchos defectos, que los tiene, los entrenadores se creen con la capacidad suficiente como para minimizarlos y, entonces, disfrutar de un jugador que puede ser muy especial.

Mahomes tiene un brazo que es un cañón. No, de verdad. Una auténtica salvajada. De los de poner el balón a 80 yardas de distancia por el aire. Su estilo de juego es arriesgado, divertido, excitante, lo que se puede entender por un jugón. Además, sus números en la universidad son escandalosos.

El problema es justo ese: que jugó para un sistema, en la universidad, que engorda tantos los números de los jugadores de ataque que resulta poco creíble de cara a la NFL. El sistema de Texas Tech, conocido por 'Air Raid', utiliza todo el espectro ofensivo casi como cuadrículas donde poner el balón y obliga al quarterback a ejecutar de forma precisa, pero a pensar más bien poco. De ahí que el paso al profesionalismo de los chavales no sea del todo fluido.

Otro problema es que los Pittsburgh Steelers escogen con el número #30 y, por mucho que les guste el chaval, está por ver si llega libre a esas alturas del Draft. Entre los más reputados analistas del proceso, el lugar de Mahomes en el ranking de QBs oscila entre los cuatro primeros, pero más cerca del cuarto que del primero. Mucho potencial y mucho por trabajar. Lo que sucede es que esa mezcla es venenosa como para que alguno de los 29 primeros equipos no decida decir "al carajo, me la juego" con el muchacho.

Así que, en definitiva, el escenario de que los Steelers gasten su primera elección del draft en un quarterback no está descartado, en absoluto, pero si al que quieren es a Patrick Mahomes, algo que parece lógico dado que no necesitan ponerle a jugar desde ya y le darían tiempo para madurar, igual con el #30 no les llega.