Las tentaciones pecaminosas de Las Vegas ya existen en la NFL
Drew Brees se suma al coro de personalidades de la liga que no entiende los miedos de llevar una franquicia a la capital del juego y el vicio.
Decía Drew Brees, en una entrevista a ProFootballTalk, que no entendía las reticencias mostradas por algunos sectores colaterales de la NFL sobre el traslado de los Raiders a Las Vegas. Se refería el quarterback titular de los New Orleans Saints a esa idea de que los jugadores de la franquicia se van a descontrolar por vivir en una ciudad tan dada al vicio y al pecado, algo que le parece un sinsentido.
Argumentaba Brees que, por poner su propio ejemplo, Nueva Orleans también es un destino turístico, también tiene una impresionante vida nocturna, también tiene casinos, también tiene diversión a raudales, legal e ilegal, de esa que puede volver loco a jóvenes multimillonarios y que, sin embargo, la inmensa mayoría entiende cuando es hora de trabajar, cuando es hora de divertirse y cómo ha de comportarse un profesional con su cuerpo para hacer carrera en la NFL.
Yo creo que tiene toda la razón del mundo y me parece de una gran inocencia pensar que tener una franquicia en Las Vegas cambia algo la situación de los jugadores de los Raiders.
Un mundo global de opciones de ocio
Porque, sinceramente, si el miedo es a que los chicos salgan de noche o malgasten su dinero, no hay un sólo rincón de Occidente en el que no lo puedan hacer. Estamos hablando de gente joven con un montón de miles de dólares y un montón de apetitos por satisfacer. Pensar que en Oakland, o en cualquier otra ciudad, no van a tener oportunidades para gastarlo, o para tirar su carrera por la borda si lo estiman, es cerrar los ojos a cómo funciona el mundo.
Ni el alcohol, ni las drogas, ni las fiestas, ni el sexo de pago, ni el juego, ni las apuestas son exclusivos de Las Vegas. No hay ninguna opción de ese tipo de ocio que no esté presente en nuestra sociedad, por pequeña que sea la urbe, incluso en pueblos, como para no estarlo en grandes ciudades. No sé porque alguien podría pensar que lo mismo no se puede hacer en Oakland, o que jamás funcionaría una franquicia en Nueva York o Los Angeles donde hay de todo, y multiplicado por mil.
El juego y las apuestas
Se dice, también, que estar en medio de la capital del juego y las apuestas acabará afectando a los jugadores y que supone un riesgo para el amaño de partidos.
Al igual que en los demás vicios, usar ese argumento me parece ingenuo. Con la explosión de las apuestas por internet se puede jugar desde cualquier esquina del planeta, y se mueven miles de millones de dólares en todos los espectáculos deportivos. No por estar en Las Vegas eso va a cambiar, o lo va a intensificar. Si se quiere manipular algún encuentro no hace falta que haya una franquicia en Las Vegas. De hecho, ya hemos visto que se puede hacer en cualquier deporte, en cualquier competición, en cualquier categoría, en cualquier parte del mundo, como lo demuestra el dinero chino que se mueve en la tercera división del fútbol español (¡!).
Es más, la propia NFL lleva abrazando las ligas Fantasy, que mueven una escandalosa cantidad de dinero, sin ningún rubor en los últimos años, y yo no recuerdo ningún instante en la historia en la que no se valorase a tal o cual equipo, en cualquier liga, por cómo las apuestas lo consideraban de favorito.
No, eso no va a cambiar, eso no cambia porque haya un equipo en Las Vegas.
Los jugadores que sean profesionales lo seguirán siendo y los que no, no. Y para estos segundos, la tentación está presente en cada esquina, no necesitan la excusa de estar en la ciudad del pecado para hacer de su capa un sallo. Los problemas, o reticencias, de llevar una franquicia NFL a Las Vegas son notables, y se ha hablado en profundidad de ellas, pero el miedo a que corrompa a los jugadores o a la propia liga me parece muy poca cosa.