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Raúl, del homenaje semifurtivo a la 'puerta grande'

“Mi sueño siempre fue retirarme en el Madrid. Habrá un momento en el que nos podamos reencontrar”. Esta fue una de las confesiones que Raúl me hizo en la extensa entrevista de más de una hora que pude mantener con él en Nueva York el pasado verano. Por fin ha llegado el momento para que él, un ‘hombre de club’, que debió colgar las botas en la entidad de toda su vida como lo hicieron Maldini o como lo hará Buffon, pueda cumplir su deseo de volver a la que siempre fue su casa. Raúl es el Madrid en sí mismo y el futuro le tiene reservado, a buen seguro, ser presidente de la entidad. De momento le tiran más otras facetas del fútbol, estar cerca de los jóvenes, con los que tanto disfruta entrenando, o hacer labor de despacho, esa otra cara de este deporte que ha podido conocer de la mano de LaLiga y en la que tan a gusto se ha encontrado. Es precisamente eso, el hueco perfecto para él, lo que Florentino debe encontrar para tener el sí definitivo de Raúl.

Para Florentino ha sido incómodo tener a Raúl, ese mito del Madrid, rondando por la vida lejos del Bernabéu desde que colgó las botas. Cada vez que se han encontrado le ha recordado que el Madrid es su casa. Igual Raúl no sintió tanto cariño cuando tuvo que salir de la entidad a la que tanto había dado. Fue con una especie de homenaje furtivo, el 26 de julio de 2010, ante poco más de 3.500 madridistas. La afición habría llenado cinco estadios, o más, para despedirlo como se merecía. Pero la directiva de Florentino ideó primero un acto íntimo, a puerta cerrada, que no lo fue sólo porque AS lo anunció e hizo que la gente se movilizara. Ni siquiera el homenaje que la entidad le dio en su vuelta al Bernabéu con el Al Sadd estuvo a la altura. El club no lo identificó como tal en el cartel del partido, ni puso una imagen suya que predominara, y sólo otra información de AS le hizo rectificar el mismo día del encuentro (mediante una publicidad insertada con urgencia en los medios con una imagen del siete y la leyenda: Gracias, Raúl).

El siete es tan elegante que no vio en aquellos gestos un motivo de discordia para el futuro. Tiene en mente volver a casa. La etapa de EE UU ya ha terminado. Él y su familia preparan ya las maletas para volver en mayo a España y el Madrid, si nada se tuerce, está listo para recuperar a un mito que nunca debió perder.