La NHL amaga con 'boicotear' los Juegos de PyeongChang 2018

La mitología de cada deporte está entretejida con momentos históricos en grandes eventos. No hay evento deportivo más grande en los deportes de invierno que unos Juegos Olímpicos y el hockey sobre hielo olímpico patina hacia el abismo. Aún está lejos de caer por el borde, pero podría suceder que la disciplina reina de los Juegos de Pyeongchang 2018 tenga que disputarse sin los mejores jugadores del planeta. La inmensa mayoría se halla en la NHL, la poderosa liga estadounidense, y los propietarios se están pensando prohibirles acudir a la cita coreana y también a Beijing 2022. ¿El detonante? Una decisión del COI, que anunció hace un año que no se hará cargo de los gastos (esencialmente, el elevado precio de los seguros) que conllevan los jugadores de la NHL. Si hay veto, y los propios jugadores no se atreven a saltárselo, tendríamos que ver las grandes selecciones (Canadá, Rusia, EEUU, Suecia, Finlandia…) con veteranos sin contrato NHL, patinadores de ligas menores y aquellos que aún estén en la universidad…

Partamos de la base de lo que más lógico es que, al final, la NHL ceda y acudan los mejores a buscar la gloria olímpica. La mayoría de los analistas norteamericanos así lo cree. Pero lo que no era un problema, porque se daba por hecho que la presencia de los profesionales de la NHL era el mejor cebo publicitario para la expansión mundial de este deporte, ahora se ha convertido en un debate incómodo como aperitivo a los playoffs por la Stanley Cup.

Veamos cómo se reparten por el cuadrilátero. En una esquina del ring, los propietarios, que además han creado una extraña competición paralela (la World Cup of Hockey) para poner nervioso a su gran contrincante. Que está en la otra esquina. Hablamos de Thomas Bach, el presidente del COI y amigo de utilizar el puño de hierro a la hora de ejercer la diplomacia. En el centro y esquivando los golpes, los jugadores, a los que se les está pidiendo pagar el pato cediendo con un espinoso asunto sindical. ‘Si queréis representar a vuestro país, respetad el convenio laboral de la NHL hasta 2022’, les han dicho. Todo parte de la ‘amenaza’ del sindicato de jugadores (NHLPA) de forzar una renegociación del marco laboral dos años antes, en 2020. Una china en el zapato de los dueños de las franquicias que se están intentando quitar aprovechando este embolado en el que no tienen la sartén por el mango.

Porque hay demasiados condicionantes que invitan a pensar en que todo quedará en amenaza hueca. Los jugadores no son un mero punching ball en esta reyerta de guante blanco. Hay versos libres, como las dos mayores estrellas mediáticas, Sidney Crosby y Alex Ovechkin, que están por la labor de participar en los Juegos. Su peso es fundamental. Y luego está el vil metal, claro (y no me refiero a las medallas). La cadena NBC, que tiene los derechos televisivos del conglomerado olímpico invernal, se pega un tiro antes de permitir un torneo de hockey sin los mejores equipos. Pagó 960 millones de dólares por esos derechos (y 1.430 millones por los de Beijing 2022) y esperan ver, por ejemplo, un USA-Rusia en la final que pueda traer a la memoria del Milagro sobre el Hielo… y el morbo de la amistad entre Donald Trump y Vladimir Putin. 

Las chicas, en pie de guerra.

Un conflicto en el hockey de selecciones que se une al que está planteando la selección femenina de Estados Unidos. En su caso, quieren dinamitar el Mundial de Hockey (dependiente de la IIHF, la federación internacional) para protestar por los bajos salarios que reciben. "Hemos representado a nuestro país con dignidad y merecemos un trato justo. Sólo pedimos lo necesario para vivir", argumentan las jugadoras en su queja a los dirigentes del Team USA. Las aguas en el hockey sobre hielo internacional bajan más que revueltas.