Aprender una lección

Así pues, será el Leicester el próximo rival del Atlético en su camino hacia Cardiff. Estos son los datos: el Atlético es cuarto en la Liga, ha sumado 52 puntos, marcado 49 goles y encajado sólo 22; por su parte, el Leicester es 15º en la Premier League con sólo 27 puntos, ha recibido muchos más tantos (45) de los que ha anotado (30) y, pese a haber encontrado el camino en las últimas semanas, sigue remando para alejarse de la zona caliente del descenso a la segunda inglesa. A ello cabe sumar el cuajo europeo del Atlético, con cuatro años entre los ocho mejores de manera consecutiva y dos finales en las pasadas tres ediciones frente a un debutante como el equipo de Shakespeare. Y, para colmo, los precedentes son rojiblancos: dos cruces, en la Recopa 61-61 y en la UEFA 97-98, y las dos veces pasó de ronda el Atlético. Todo apunta en una dirección, parece.

Pero sólo lo parece. Y es que la reciente eliminación del Sevilla debe servir al Atlético para aprender una lección. Incluso tras caer el conjunto de Nervión, se ha venido repitiendo el 'mantra' de que todo ha sido un accidente, que el peor equipo pasó. Y puede ser globalmente mejor el Sevilla que el Leicester, no se discute eso, pero no lo fue en los 180 minutos de los octavos de final. El Atlético es más que el equipo ‘fox’, pero mal hará si lo piensa antes de demostrarlo. Los hombres de Simeone se han labrado una fama en la Champions a base de 'cargarse' a rivales mayores (Chelsea, Barcelona dos veces, Bayern…); esta vez ellos son el pez grande, mejor les irá si no pierden de vista que este rival tan celebrado es también el sorprendente y vigente campeón de la Premier, el equipo del mejor jugador de la pasada liga inglesa (Mahrez), un conjunto plagado de buenos jugadores y con la competitividad reencontrada tras meses de zozobra. Lo que deba ser o dejar de ser, que sea en el campo. La euforia no es buena compañera de viaje en la Liga de Campeones.