Los Cowboys no deben llorar por los cornerbacks perdidos
El equipo de Dallas no debe preocuparse en exceso por haber perdido a Brandon Carr y Morris Claiborne en la agencia libre porque nunca rindieron.
Ayer fue un día duro en el ambiente de los seguidores de los Dallas Cowboys. Perdieron, del tirón, a Brandon Carr y Morris Caliborne, que podían considerarse como su pareja de cornerbacks titulares. El primero ha fichado con los Baltimore Ravens y el segundo con los New York Jets. El mercado tiene este tipo de peculiaridades que lo acercan más a un gran juego de piezas de dominó encadenadas: a la que cae una ficha le sigue la siguiente de forma instantánea.
Sin embargo, me extraña que haya reacciones de sorpresa, o de decepción, viendo el nivel de ambos jugadores en su estancia en Dallas. Porque han sido de todo menos estelares. Es más, considero que es entendible que no hayan pujado por ellos y que quieran empezar de cero en el puesto.
Es obvio que cuando pierdes dos titulares te metes en un problema. Más si ambos juegan en la misma posición, porque descapitalizas por completo una zona del campo. Y mucho más si lo hacen en la unidad, la defensa, que ya te estaba dando dolor de cabeza. Pero, precisamente por eso, es donde hay que apostar por una necesaria renovación.
Brandon Carr llegó a los Cowboys en 2012 procedente de los Kansas City Chiefs. Fue uno de los grandes contratos de aquella agencia libre. Firmó por 5 años y más de 50 millones de dólares que, a la postre, ha cobrado íntegros. En vez de convertirse en la estrella que ese dinero auguraba, y que su juego en los Chiefs apuntaba, se volvió un serio dolor de cabeza para sus entrenadores.
Morris Claiborne fue una estrella en LSU, donde compartió majestuosa secundaria con Patrick Peterson o Tyrann Mathieu, entre otros. Fue elegido, también en el año 2012, nada menos que con el #6 en el draft. En aquel momento fuimos muchos los que pensamos que la pareja Carr-Claiborne sería de las mejores de la liga en un par de años.
Nos equivocamos. A lo grande. Ambos contribuyeron a que los Cowbys tuvieran una defensa espantosa durante la mayor parte de sus cinco años juntos en la secundaria. Por supuesto, ha habido ciertos momentos de nivel y, cuando el resto de la unidad ha funcionado, o cuando el ataque ha dominado, no sólo se han tapado sus carencias sino que se han permitido hasta brillar. Sobre todo Claiborne, que acabó la temporada pasada de forma notable.
Un draft profundo en la posición
En Dallas han optado por no pelear por ninguno de los dos jugadores. Es probable que en ello haya pesado el hecho de que el draft viene cargado en la posición de cornerback, que es profunda y talentosa.
No me entendáis mal: apostar por el draft siempre tiene riesgo. Apostar a doble o nada tiene el doble de riesgo. Pero entiendo que ni Carr ni Claiborne se han ganado la renovación con los Cowboys y que, siendo así, es mejor jugártela a que habrá prados más verdes en el horizonte que volver a atarte a la que ha sido la mediocridad de los últimos tiempos en la posición.
Los de Dallas no deben llorar por los cornerbacks perdidos, porque ya han llorado suficiente por sus errores en el último lustro.