Zinedine Zidane ya es uno más
Se suele decir que a un nuevo entrenador del Madrid se le deja cien días antes de empezar a machacarle. Es lícito reconocer que Zidane ha sido un privilegiado ya que se le han consentido dos ‘estados de gracia’. Es decir, dos periodos durante los cuales casi nadie se atrevía a criticarle, salvo algún resentido que sólo buscaba algo de fama al ir en el sentido contrario de la opinión general. La primera época de intocabilidad fue un regalo íntimamente ligado a su fama de ídolo del madridismo y al alivio de ver a alguien nuevo en el puesto de Rafa Benítez. El rechazo que suscitaba el entrenador español era tal que cualquier candidato hubiera sido aplaudido y protegido.
El segundo ‘estado de gracia’ se lo ganó Zidane por sí mismo, gracias a la conquista de la Champions League y gracias a su comunicación impecable. Sin embargo, hay que dar por definitivamente terminados estos privilegios. Después de trece meses en el banquillo del Madrid, Zizou ya es uno más. Ya no se beneficia de esta sobreprotección y tiene que lidiar, igual que todos sus predecesores, con muchos tipos de adversidades. Y por eso se está adaptando y empieza a usar palabras como “molestamos”. Zizou ya no esconde su cansancio al escuchar las pesadas preguntas sobre el sistema de juego. Pero no se va a quejar. Sabía lo que le esperaba en el banquillo del Madrid.