La F1 de 2017 exigirá mucho más esfuerzo a los frenos
El aumento del ancho de los Pirelli y la mayor carga aerodinámica someterá a más estrés a los elementos del sistema y afectará a los pilotos ya que soportarán más Fuerzas G.
Desacelerar un objeto en movimiento transformando la energía cinética en calorífica supone el principio básico de un sistema de frenado. El proceso de fricción que se produce al pisar el freno provoca la detención del vehículo. Fácil explicación, pero que encierra complejos mecanismos. En F1 se utilizan frenos de disco construidos con un material denominado carbono-carbono que, en esencia, es carbono puro, extremadamente ligero y que posee un nivel más alto de fricción a temperaturas adecuadas de operatividad. Mismo material que se usa para fabricar el caliper, encargado de detener el disco de freno, y que integra las pastillas de freno y los pistones. Su funcionamiento es similar al de la bicicleta con la diferencia de que es la acción de una pinza hidráulica la que hace posible el efecto deseado.
Explicar por qué son tan importantes los frenos carece de necesidad por su obviedad. Y más en 2017 donde los suministradores de frenos (Brembo y Carbon Industrie en los discos, y el propio Brembo, AP y Akebono para las pinzas) han tenido que trabajar duro ante una temporada en la que el aumento del ancho de los Pirelli (delanteros 6 centímetros y traseros 8) y la mayor carga aerodinámica hacen que los coches sean más rápidos en el tiempo por vuelta, como se ha visto en los test, merced a una mayor velocidad de entrada en curva y aceleración a la salida. Todo esto reduce el espacio y el tiempo de frenada por lo que se altera el impacto en los frenos, somete a mayor estrés a los elementos del sistema y afectará a los pilotos ya que en la fase de desaceleración con un par de frenado aumentado se superarán los 6G.