La Real se traicionó a sí misma

La Real se traicionó a sí misma. No se le puede negar trabajo, corazón y ganas. Eso lo puso. Pero no fue suficiente para doblegar a un Athletic que fue superior.

Roberto Ramajo
Nacido en Irún en 1981. Entró en el grupo en 2002 como redactor de prácticas. En 2005 se incorporó a la redacción en Gipuzkoa del Diario AS. Desde entonces cubre la información de la Real Sociedad. En 2006 entra en Radio Irún y se encarga de los deportes de la comarca del Bidasoa. En 2020 es nombrado Jefe de Deportes de la Cadena SER en Gipuzkoa.
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La Real se traicionó a sí misma. No se le puede negar trabajo, corazón y ganas. Eso lo puso. Pero no fue suficiente para doblegar a un Athletic que fue superior, que literalmente bordó su plan. Porque el clásico del fútbol vasco se lo llevó el equipo que más se acercó a lo que mejor sabe hacer. Ya sabíamos que su idea en San Sebastián era tirar la presión muy arriba, hacerlo además con intensidad, para robar rápido y dar chispazos con un imponente Williams. La Real ya lo sabía, pero fue incapaz de contrarrestarlo.

Porque se equivocó. No jugó a lo que le ha permitido estar a estas alturas de la temporada soñando con la Champions. Lo dijo Eusebio tras el partido, y comparto su punto de vista. “Quizá si hubiéramos tratado de salir más jugando desde atrás, habríamos sacado más partido. Hemos abusado del balón largo”. La Real no se pareció a la Real, y empezó a perder el derbi. Seguramente influyera en esa decisión lo que pasó en la ida, donde sí quiso jugar siempre la pelota desde atrás, llevando al extremo la idea de su entrenador, cuando un pelotazo le hubiera servido para respirar un poco. Esta vez no quería caer en el mismo error. Pero cayó en otro mucho peor. Jugó a lo que quiso el Athletic, que marcó el ritmo y llevó el peso del derbi vasco. Sin Willian José, lesionado, mandar melones a Juanmi se antojaba como una idea descabellada. No cazó ni una pelota.

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