Y los negocios se interpusieron entre Romo y los Cowboys
El quarterback y Jerry Jones, dueño del equipo, habían llegado a un acuerdo de caballeros que, a la hora de la verdad, ha saltado hecho añicos.Cincinnati Bengals vs Houston Texans
Las bonitas historias de amor han de terminar de manera trágica, como en las buenas películas dramáticas y en la literatura, o el tiempo se encargará de ponerlas en su sitio. Ese sitio es rutinario, feo, sin brillo y se ocupa de pagar facturas e ir a la compra más que de sentimientos elevados. Cuando no, directamente, en el divorcio y los problemas legales asociados. Sí, amigos, soy todo un romántico.
Pero es que cuando llega el asunto del dinero, de lo tuyo y lo mío, lo que es el amor en sí pasa a un plano diferente. Diferente y lejano. Diferente, lejano e invisible. El plano de lo que no existe, vaya.
Jerry Jones, dueño de los Dallas Cowboys, y Tony Romo, quarterback del mismo equipo en los últimos años, estaban enamorados. Del todo. El primero creía que tenía en él a un QB capaz de guiarles a la Super Bowl y a uno de los grandes talentos de la NFL. El segundo pensaba que estaba en una de las mayores franquicias del mundo, de cualquier deporte, y que su dueño le protegía y cuidaba como a pocas personas. Ambos tenían razón. No en el resultado final, el de ganar la Super Bowl pero sí en todo lo demás.
Tanto que cuando llegó Dak Prescott y tomó al asalto el puesto de QB titular de los Dallas Cowboys, con Romo lesionado y con dos años más de contrato, la pareja se comportó con un cariño, respeto y ternura infinita. Decía Tony que entendía que su época había pasado y el chico nuevo se había ganado el puesto, decía Jerry que haría todo lo que estuviera en su mano para ayudar a Romo en su futuro, que algún día le vería ganando la Super Bowl.
Y entonces, ay, los negocios.
¿Qué hay de lo mío?
Y es que Jerry Jones prometió a Tony Romo que le cortaría para que el jugador se buscase las castañas donde le diera y la gana y pudiese negociar las condiciones de su contrato sin ataduras. No es lo mismo negociar con un equipo sólo por tu salario que tener que meter en la ecuación elecciones del draft, amén de no poder controlar el proceso de quién llama o quién no. Ese era el acuerdo de caballeros al que llegaron.
Sin embargo, cuando los Houston Texans consiguieron deshacerse de Brock Osweiler, camino de los Cleveland Browns junto con una segunda ronda, los Cowboys olieron sangre y quisieron su parte de lo bueno.
El movimiento de los Texans indica que quieren un QB nuevo pues resulta poco creíble que vayan a afrontar la temporada con Tom Savage como su opción principal en el puesto. Siendo así, el valor de Romo crecía.
Es más, como los Denver Broncos ya habían sonado como destino potencial para el QB, habría dos equipos peleando por Romo. Una vez que tuvo a dos en la pelea Jerry Jones decidió, y desde el punto de vista de los negocios es irreprochable, que, de momento, esperaba a ver si podía sacar algo por su aún jugador.
Así que Romo hizo un vídeo despidiéndose de la afición de los Cowboys y, sin embargo, aún no se ha ido porque Jerry Jones quiere sacar tajada. Eso ha enfadado al QB, según ha filtrado su entorno, que no entiende este último arrebato mercantilista. Y más cuando tanto Broncos como Texans han dicho no, no, no, no, qué va, a nosotros no nos interesa nada, sabiendo que, tarde o temprano, Romo será cortado y, ahí, podrán negociar libremente con él.
Jerry Jones cree que no. Cree que alguno de ellos o un tercero (¿los Jets?) pueden ponerse nerviosos en los próximos días y asegurar la contratación de Tony Romo a través del pago de alguna elección del draft y, de esta manera, eliminando la competencia.
Es muy probable que eso no suceda y que el final sea el mismo que se prometió al principio: el despido del jugador, que se irá donde tenga mejor oferta económica y/o deportiva. Pero, mientras tanto, esta bonita historia de amor se ha roto por lo que se suelen romper todas las historias de amor.