“¿Qué destacarías de mí para convertirme en tu entrenador?”
Emery, recorrido del anonimato de Lorca al glamour de París. Paga de su sueldo a Alberto Benito para que sea su ojeador en España.
AItamente preocupado porque el proyecto del Sevilla se iba al infierno y había sido imposible dar en la tecla con Álvarez, Manzano, Marcelino o Míchel, Monchi se plantó en la casa que Unai Emery tiene en Valencia en los primeros días de 2013. Apenas hacía dos meses que había sido destituido del Spartak de Moscú. Todo hacía pensar que el técnico de Hondarribia (1971) estaba loco por volver a trabajar y diría que sí de inmediato. “Antes de empezar a hablar, me preguntó: ¿qué destacarías de mí para haber pensado que yo puedo ser entrenador del Sevilla? Reconozco que no me esperaba esa pregunta”, evoca para AS Monchi, quien define al técnico en tres palabras: implicación, dedicación y conocimiento. “Resume lo que intento buscar en un entrenador”.
Emery siempre se ha preguntado el porqué de las cosas. Seguramente, porque una de sus primeras premisas como entrenador es esa, explicarlas. Pedro Reverte, hoy director deportivo del UCAM de Murcia, fichó a Emery para el Lorca como jugador. “Se lesionó de la rodilla, venía a ver el fútbol conmigo. Muchos días comíamos un menú en un bar, hablábamos de fútbol. Me pareció que podía ser un buen entrenador y le propusimos colgar las botas y que se hiciera cargo del equipo”, cuenta en conversación telefónica. Para enero de 2005, Emery ya era entrenador. Año y medio después, puso al Lorca en Segunda. “Habíamos perdido la ida 1-2 contra el Real Unión. Solo él pensaba que podíamos ascender. Concentró al equipo en Águilas y ascendimos en Irún”. Emery se creyó allí que podía ser entrenador de éxito.
Alfonso García, peculiar presidente del Almería, lo incorporó en 2006 por sus buenas maneras en sala de prensa. Emery subió con 80 puntos, pero no ganó ninguno de los tres primeros partidos y su puesto se discutió. El secretario técnico de aquel equipo era Alberto Benito. Pocos saben que, ahora que Benito rescindió con el Almería, Emery le paga de su bolsillo un sueldo para que haga de ojeador del PSG en España. Les unen muchos lazos personales.
Juan Cala, a quien Emery apenas dio oportunidades con el Sevilla (hoy está en el Getafe), dio otra de las claves de su éxito: “Es imposible no estar con él aunque no juegues. Simplemente porque es justo”.
A Emery, Valencia le sorprendió. Aprendió una lección que no olvidaría jamás y aplicaría en Sevilla: “Quedar tercero lo valoran los profesionales, la afición quiere títulos”. Del mileurismo de Lorca a la nómina multimillonaria de París, Emery trata de relativizar a diario los porqués de su éxito.
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