La noche que el Madrid no pudo dormir en Nápoles por los tifosi
La afición napolitana increpó a los jugadores en la primera y última llegada del Madrid a tierras napolitanas allá por 1987. Los italianos turbaron la madrugada a los madridistas.
"La coacción se inició el lunes en el mismo aeropuerto. En las pistas, bajo un húmedo y sofocante calor. Las pistas habían sido tomadas por periodistas, policías y empleados del aeropuerto, desafiándose así las más elementales normas de seguridad. Si eso formaba parte de la parodia que se esperaba, no lo fue que los empleados insultaran a los jugadores, saltaran como posesos, trataran de vejar a los seguidores y repartieran a diestro y siniestro, como mandobles, los gestos más obscenos. Pagaron las consecuencias las maletas, arrojadas a la cinta transportadora con furia, como si fueran las culpables del resultado de Chamartín. Los jugadores sufrieron peor trato en el autocar al ser seguidos por dos centenares de locos que querían vengar lo antes posible la derrota”. Así relató Luis Arnaiz para AS, un 30 de septiembre de 1987, la primera y última llegada del Madrid a Nápoles.
El Madrid quiere dedicarse de forma exclusiva a lo deportivo y para ello se aislará en el hotel Palazzo Caracciolo, donde ya ondea la bandera española. Desde ayer una camioneta del ejército y de la policía estacionan en una entrada que será inalcanzable. La policía local extremará su cuidado y blindará la zona en un radar de 60 metros. El club blanco no quiere que se repita lo que ocurrió la madrugada de 1987, en la que los jugadores no pegaron ojo en toda la noche.
El AS de la época lo contó así: “El club se ha visto obligado a vivir en un hotel prácticamente tomado por las fuerzas del orden, cerrado a cal y canto para evitar la entrada de extraños. Aun así, tuvo que soportar la presión ruidosa de los tifosi, empeñados en turbar la difícil serenidad previa y exigible ante el choque con toda suerte de cánticos, insultos y bocinazos”. No se notó en el partido y un gol de Butragueño selló el pase blanco.