REAL MADRID 81 - HERBALIFE GRAN CANARIA 93
El Granca rompe la racha del Madrid; Ayón hizo cinco puntos
El Madrid arrancó 16 puntos abajo (9-25) y, aunque rozó la remontada (73-74), no la completó. No caía en casa en Liga desde diciembre de 2015. El acierto de Kuric resultó clave al final.
La descarga de adrenalina por el éxito de la Copa le duró al Madrid cinco días, que ya es bastante. Hasta el pasado viernes, el tiempo justo para volver a casa con el trofeo y ofrecérselo a la afición en una nueva exhibición de Llull. Lo suficiente para tumbar al Darussafaka y clasificarse matemáticamente para el playoff de cuartos de la Euroliga. Este domingo, menos de 48 horas después, la inercia copera había desaparecido. Mente espesa y cuerpo rígido frente a un Herbalife Gran Canaria que ha rumiado durante nueve días su fugaz paso por el torneo del KO. Una semana larga para hacer catarsis y apilar fuerzas, para preparar el desquite. Para volver a ganar, y no de cualquier manera.
Porque el triunfo amarillo corta la racha del Madrid en su pista, donde no perdía en la Liga Endesa desde el 27 de diciembre de 2015 ante el Barcelona. Catorce meses y veintiséis triunfos consecutivos. Los de Casimiro pusieron fin a todo eso y elevaron a la vez al primer puesto al club de la isla vecina, al Iberostar Tenerife, flamante nuevo líder.
El primer cuarto marcaría a la postre el resultado. El Granca salió en tromba y el Madrid sin ningún tacto en el lanzamiento. Necesitó diez triples para meter el primero (llevaba un pobre 4 de 20 en tiros de campo). La desventaja se estiró hasta los 16 puntos (9-25), en cualquier caso, nada insalvable dados los antecedentes. Y sí, como tantas otras veces, hubo reacción. Eso sí, no mucha de Gustavo Ayón, quien aportó cinco puntos en 11 minutos sobre el parqué.
La lideró Llull, quién sino, con cuatro triples seguidos y 14 puntos en el tercer cuarto: 51-54. Pero no la completó porque solo le acompañaron Randolph y un poco Maciulis. El Real recuperó el pulso anotador, aunque nunca paró la cadencia visitante. De los siguientes 21 triples intentados, embocó diez. Carroll, en duelo con Kuric, hilvanó dos para el 76-77. Pero al contrario que otros adversarios, el Granca no se sintió cazado. Tragó saliva y se mantuvo firme: no paró de jugar al baloncesto.
Kuric replicaba con dos dianas de tres y añadía otra a modo de broche. Mientras, Báez atrapaba dos rebotes de ataque que traducía en una canasta y en un dos más uno. Pura vida: 77-85 ya dentro de los tres últimos minutos. Paulí sentenció con un triple a tabla.
El colofón a un gran trabajo de equipo, donde Oliver llevó la manija (10 asistencias), Kuric puso los puntos, Báez el oficio, Aguilar la solidez, McCalebb la genialidad y Pasecniks lo aprovechó todo firme como un clavo junto a la canasta. El letón de 2,16 metros se situaba bajo el aro cada vez que la defensa blanca se abría al perímetro. Supieron encontrarle y además las metió. El Granca acabó así con las siete vidas del gato blanco y de paso volvió a ganar en Madrid diez años después (marzo de 2007). Un baño de autoestima. Hay Liga y manda el Iberostar.