Gesta del Celta en Ucrania
Un gol de Aspas en el último minuto, tras un penalti muy discutido sobre Guidetti, forzó la prórroga. En el tiempo extra un cabezazo de Cabral clasificó a los celestes.
En el último suspiro, y a a la desesperada después de haberlo intentado de mil formas, con la pelota (y la eliminatoria) yéndose al limbo, Guidetti decidió tirarse ante Pyatov. Algunos lo llamarán picardía, otros dirán que es antideportivo, el caso es que el sueco engañó al colegiado y éste señaló los once metros. Era la última oportunidad y ya no se podía fallar. Iago Aspas asumió la responsabilidad y no erró. Él siempre acierta en las grandes noches, y la de ayer fue su primera hazaña en Europa. Batió a Pyatov y forzó la prórroga.
Esa jugada será la que pasará a la historia, pero hasta ese momento pasaron muchas cosas. Y todas maravillosas. Porque fue un partido memorable entre dos equipos que no conocen el invierno. Para ellos siempre es verano, siempre es tiempo de desfase. Fue un auténtico milagro que no hubiera goles hasta ese penalti sobre la bocina, un milagro que obraron los porteros de los dos equipos. Pyatov y Sergio ofrecieron todo un recital de intervenciones. Su catálogo fue tan amplio como espectacular. El ucraniano desesperó a Aspas, que no cesó hasta lograrlo. El de Catoira realizó dos paradas casillescas. Fue decisivo.
En el tiempo extra, los celestes tenían sobre el césped hasta cuatro delanteros. Y por ello siguieron buscando con empeño el gol que les diera el pasaporte a octavos de final, hasta que lo logró Cabral con un cabezazo en una jugada de estrategia durante la segunda parte de la prórroga. El Celta es el único español vivo. Puede seguir soñando.