Dos Santos jugó 90 minutos en el empate entre Villarreal y Málaga
El colegiado fue protagonista al no pitar un penalti a Charles, al dar otro dudoso a Sansone y al expulsar a Soriano con la rigurosidad que le faltó para echar a Camacho.
Si alguien le pregunta a Villarreal y Málaga a estas horas cuáles fueron las razones para pinchar, entre ellas, como primera o segunda opción, aparecerá la figura de Vicandi Garrido. Sobre todo para el equipo andaluz. El colegiado, con permiso de Asenjo, fue el gran protagonista de la matinal del domingo. Hizo de todo y la mayoría mal. No vio un penalti claro de Trigueros a Charles que pudo ser la sentencia del Málaga con 0-1, metió al Villarreal en el partido con uno (con pinta de no ser) sí pitado cinco minutos después de Rosales a Sansone y, para colmo, expulsó a Soriano en el 71’ con la rigurosidad que le faltó para hacer poco antes con Camacho. Sólo acertó en una jugada decisiva al anular un gol a Adrián gracias, sobre todo, a la vista y valentía de su asistente.
El Málaga arrancó el partido como lo acabó: enfadado. Incómodo con el hecho de no haber ganado en esta Liga a domicilio y de no vencer desde noviembre. Luis Hernández puso orden atrás, Camacho y el debutante José Rodríguez dieron consistencia en el centro y Keko aportó otra alegría al ataque hasta que le aguantó la gasolina. Por su banda nació el gol de Charles. El extremo habilitó a Rosales para que pusiera una rosca medida, ante la complacencia defensiva de Soriano. El delantero cabeceó con furia al elevarse por encima de Álvaro. Fornals ya había avisado antes, pero Asenjo es ahora mismo lo más parecido a un pulpo.
El gol encajado fue clave para que el Villarreal despertara. No acaba de aclimatarse a las mañanas (ya cayó ante Éibar y Alavés) ni a los rivales sin aires de grandeza. Desde ese minuto 14, no hizo más que incordiar, lanzando a sus laterales, moviéndose con eficacia entre líneas y avanzando con pausa pero de forma incisiva. Sansone tuvo una ocasión estupenda en el 18’ y diez minutos después Kameni voló para desquiciar a Trigueros. El empate llegó en el 33’, pero Adrián estaba en indiscutible fuera de juego.
El Málaga demostró en la segunda mitad que no está para gustarse. Así que optó por replegar sus líneas, tirar de la contra y abrazarse al 0-1 con fuerza. El Villarreal siguió a lo suyo. Paciente pero volcado. Aun así, el Málaga no sufría y mejoró hasta poner en aprietos a Asenjo. Hasta que llegó el minuto 55 y comenzó a desquiciarse con la razón de su lado. Primero con el penalti no señalado a Charles por un agarrón desgarrador y al rato por una pena máxima sí pitada de Rosales a Sansone que muchos otros no hubieran señalado. Servidor incluido.
El Gato Romero movió el banquillo entonces obligado por los problemas físicos. Y Escribá, para buscar soluciones a la falta de pegada. El Villarreal parecía favorecido por el nuevo panorama hasta que Soriano, con una acción infantil por una patada desafortunada, vio la roja con veinte minutos por delante frenando la revolución. El Málaga, bastante mejor de lo que dice la tabla, aprovechó la compensación al circo de los penaltis. Aguantó sin agobios, tiró de veteranía (entró Duda), enredó con interrupciones y se aferró al final a Kameni para puntuar. Su parada en el descuento al exmalaguista Castillejo fue para enmarcar. Una remontada con el 'espíritu de Vicandi' hubiera sido injusta y dolorosa.