Chivas sufre pero se lleva el Clásico Tapatío ante Atlas
Gracias a las anotaciones de Ángel Zaldívar y Orbelín Pineda, el Rebaño Sagrado salió del Estadio Jalisco con los tres puntos.
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El hogar siempre reconoce a los suyos. Por eso, el Jalisco canta. Grita. Vibra. “¡Chivas, Chivas!”, retumba en la tribuna del escenario dos veces mundialista. En teoría, el Guadalajara es visitante aquí. Pero el 2-1 sobre Atlas, en el Clásico Tapatío demuestra que un lugar al que se le llamó casa durante casi 50 años, no olvida.
Es el duelo que divide a la ciudad. Por eso, se juega no solo con futbol. En la cancha del Jalisco hay honor. Orgullo. Pasión. Sentimiento en la piel. Corazón caliente. Tribuna llena. El duelo que nadie quiere perder. Chivas es “visitante”. Pero esta, su casa durante casi 50 años, no le olvida. Así, el primer tiempo se juega en dos colores: rojo y blanco.
Son 20 minutos de dominio total que no se reflejan en el marcador. Guadalajara acapara la pelota. Atlas no la ve. Los avisos, sin embargo, carecen de mayor peligro: Isaac Brizuela, titular esta noche en lugar de Alan Pulido, recorta y dispara por un lado (‘3); después, Javier Eduardo López lanza zurdazo a las manos de Óscar Ustari (‘5) y enseguida, Jesús Sánchez hace la pasada por derecha, pero su disparo se va por encima (’10).
Cuando al conjunto falla, a los Zorros les queda el recurso de la pelota parada. Así, encuentra la más peligrosa. Minuto 21. Tiro de esquina por el costado derecho. Martín Barragán se levanta por encima de los defensores. Cabezazo potente. Rodolfo Cota vuela. Atajadón del arquero rojiblanco.
En adelante, todo es de Chivas. Primero, Brizuela repite la dosis de peligrosidad por izquierda, recorta al centro y con derecha busca el poste lejano, pero la redonda se va por un lado, al ’23. Un minuto más tarde, Zaldívar devuelve una pared que deja a la “Chofis” López de frente por el centro y el zurdazo sale desviado.
El dominio es amplio. Parece cuestión de tiempo. Centro largo desde el costado derecho. En el área, Isaac Brizuela lleva la marca de José Madueña. El rojiblanco va al césped, tras un contacto. El árbitro César Arturo Ramos señala el manchón penal. El Jalisco explota en euforia.
Ángel Zaldívar, esta noche habilitado en su posición natural, como centro delantero ante la ausencia de Alan Pulido, pide la redonda. Acomoda sobre el círculo de cal. Enfila con seguridad. Pierna izquierda. Patea al palo derecho de Ustari. Las redes se estremecen. Gol de Chivas, al ‘30. Y el Coloso de la Calzada Independencia recuerda las glorias del Rebaño Sagrado vividas sobre su césped.
El golpe anímico es potente. Atlas no encuentra manera de reaccionar. Gran combinación por el centro, que termina con el “Chapo” Sánchez que entra solo por la derecha.
Define raso. Fuerte. Cruzado. La pelota recorre el área y se estrella en la base del poste. Los Rojinegros se salvan del segundo, al ’32.
Desequilibrio emocional en los Zorros. Inseguridad. Nerviosismo. Todo aquello que está prohibido en un Clásico. Saque de meta. Ustari golpea pésimo. Increíblemente, entrega la pelota al rival. Ángel Zaldivr encara solo. Define. El arquero tapa en primera instancia. Pero el balón queda ahí, dentro del área. Sin guardameta, Orbelín Pineda solo tiene que empujar. El 2-0 de Chivas, al ’39. El Jalisco es una locura de dos colores: rojo y blanco.
La fiesta es toda de un lado. Rodolfo Pizarro, con un potente disparo cruzado dentro del área, estremece las redes. La celebración se desata, al ’42. Pero el silbante invalida la acción por un fuera de lugar. Llega, entonces, lo mejor que le puede ocurrir al Atlas: el silbatazo. Chivas se va al descanso entre aplausos.
Para la segunda parte, el partido pierde intensidad. Guadalajara enfría la redonda. La ventaja le permite jugar con la desesperación del rival. Los Zorros necesitan un gol con urgencia, pero los minutos transcurren sin que pueda encontrarlo. Las oportunidades son pocas.
Al 71’, Alan Pulido, ingresado de cambio, se para frente a la redonda para cobrar un tiro libre. Supera a la barrera, pero Ustari controla sin problema. Dos minutos después, Atlas responde con un zapatazo de Clifford Aboagye, que pasa apenas centímetros desviado del poste.
Recta final del encuentro. Es un Clásico Tapatío y estos encuentros no se pueden dar por liquidados hasta el silbatazo final. Minuto 83. Clifford Aboagye levanta la mirada. Desde la derecha, lanza un centro preciso. En el corazón del área, falla la marca rojiblanca. Martín Barragán se levanta. Cabezazo picado. Colocado. Al fondo. Atlas recorta distancias.
Hay esperanza. Y los Zorros se lanzan al frente. En la tribuna, la afición vive su propio Clásico. Al sur, saltan los rojiblancos. Al norte, los rojiblancos alientan con la ilusión de iguala en el último suspiro. En la desesperación, Daniel Arreola se lleva la segunda amarilla y deja al Atlas con 10, en tiempo de compensación.
No llega el empate. El “¡Chivas, Chivas!” explota tras el silbatazo final. El Clásico Tapatío es para el Rebaño Sagrado. En ese lugar cargado de historia donde es “visitante”. Pero el hogar reconoce a los suyos. El Estadio Jalisco es una fiesta en dos tonos: rojo y blanco.
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