Super Bowl LI: Una escopeta llamada Tom Brady
Parte de la histórica remontada rumbo al quinto título de los Pats se debió a ajustes mínimos en la forma de evitar la presión.
El camino al quinto cielo de Tom Brady estuvo plagado de topes y baches. De golpes, demasiados para un quarterback de 39 años. Incluso de desesperación y frustración.
Pero también de inteligencia, paciencia y experiencia. Ajustes mínimos hicieron el milagro posible al borrar un déficit de 25 puntos en la segunda mitad y de 19 en el cuarto final. Ninguno más importante que su vieja amiga, la formación shotgun.
Como fue evidente incluso para el menos adepto al deporte de las tacleadas, el encuentro del domingo fue una historia de dos mitades. Todo lo que Brady tuvo que hacer fue dar unos pasos para atrás antes de avanzar como nunca nadie lo había hecho en la historia de este deporte.
Operando prácticamente de manera exclusiva desde la formación escopeta (shotgun), Brady fue capaz de limitar el daño infligido por la constante presión de los Falcons en la primera mitad. De acuerdo, en el último periodo fue capturado en tres ocasiones en un lapso de cuatro jugadas, pero fuera de eso el plan fue perfecto.
La segunda mitad, Brady mantuvo al menos tres receptores siempre en el campo y muchísimas veces cinco, con el running back James White como su objetivo predilecto. Durante la remontada en la segunda mitad, Brady completó 27 de 36 intentos, y 33 de esos envíos fueron desde la formación escopeta.
Ahora, todo radica en los detalles. Esos tres pases en los que no operó desde la formación escopeta, todos fueron en zona roja y requería estar bajo centro para mantener latente la posibilidad del play action.
Brady fue capturado en cinco ocasiones por la defensiva de los Falcons, que había tomado una página del libro de los Giants, pero solo tres de ellas vinieron desde la formación escopeta y las últimas dos gracias a excelente cobertura en el perímetro lo que le dio tiempo a la pesadilla de Grady Jarrett dejarle su recuerdito al cuatro veces MVP del Super Bowl.
¿Qué tan importante fue el shotgun para los Patriots? Simplemente, la jugada que parecía ser el tiro de gracia, el regreso de intercepción de 82 yardas de Robert Alford, vino con Brady bajo intensa presión en una jugada bajo centro.
Pero Bill Belichick y Tom Brady no se convirtieron en una dupla legendaria sin saber hacer ajustes. El coordinador ofensivo Josh McDaniels no cobra su cheque semanal sin saber identificar el problema.
Unos cuantos pasos atrás se traducen en una enorme sortija de diamantes y un legado en letras de oro.