W Deportes
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Atlanta Falcons

Los Atlanta Falcons y Michael Vick cierran el círculo

El que fuera la estrella más rutilante de la franquicia, aquel que estaba llamado a cambiar la historia de la NFL, abrió su corazón a la afición que le amó y odió.

Los Atlanta Falcons y Michael Vick cierran el círculo

New England Patriots - Atlanta Falcons en vivo

En el draft del año 2001, los Atlanta Falcons se convirtieron en la franquicia más relevante de la NFL. La consideración de 'relevante' en una liga cerrada es esencial para los clubs que no cuentan con el pedigrí de los grandes. Puedes ganar o perder, y hacer ambas cosas de forma continuada, que la relevancia siempre va a ser un factor perseguido. Si eres los Atlanta Falcons, como si eres los Buffalo Bills, los Cincinnati Bengals o los... en fin, ya me entendéis, necesitas ponerte en el mapa como sea.

Los Falcons lo hicieron comprando el número uno del draft a los San Diego Chargers y escogiendo a Michael Vick.

El rutilante quarterback de la universidad de Virginia Tech era una revolución. Con velocidad digna de un running back, como desmotró en la Combine, con un brazo de potencia descomunal y con un físico al que el calificativo de privilegiado se le quedaba corto. El primer QB afroamericano en ser número uno del draft. El llamado a revolucionar la posición y, con ella, la historia de la NFL.

El mesías, en suma. Era muy difícil sustraerse al influjo, casi magnético, físico, de una figura con tamaño carisma. Y a su juego, ojo, que esta parte suele olvidarse. Ver a Vick, en efecto, era ver algo que parecía venido del futuro. En 2002 y en 2004 jugaron playoffs, este último año llegando a la final de conferencia contra los Philadelphia Eagles y Donovan McNabb, en un duelo fantástico que auguraba muchos más por llegar.

Niño bonito de la prensa. El héroe de Atlanta. Portada del Madden. Es más, legendario jugador imbatible en ese juego: con él era casi imposible perder.

Y no. Todo se acabó. La vida de Vick no era ejemplar. Mucho más que eso: tenía aspectos delictivos. Apostaba en peleas mortales de perros. En el 2007 fue condenado por ello y pasó dos años en prisión. Cortado por los Falcons, se le exigió devolver lo ya cobrado de su contrato por esos años. Sin dinero, sin libertad, sin reputación, se quedó también sin los Atlanta Falcons y sus fans, que se agruparon entre los que se sentían decepcionados, furiosos y renegados de su antiguo ídolo.

Aquello sirvió como catarsis a la franquicia que, en el 2008, eligieron en el draft a Matt Ryan. Los años fueron dejando diversos altos y bajos para ambos protagonistas de esta historia, los Falcons y Vick: el equipo fue bueno, malo y regular; el jugador rehízo su vida y su carrera en Eagles y Jets. Y no volvieron a mirarse. Hasta ahora.

El hijo pródigo

Michael Vick ha publicado una carta en The Players Tribune en la que deja muy claro que fue, es y siempre será un Halcón de Atlanta.

El emotivo texto está plagado de las señas de identidad del Michael Vick que salió de prisión hecho otro hombre. La humildad, el reconocimiento de sus propios errores, la adopción de una perspectiva global sobre la vida que le aleja de la ansiedad de su juventud. Y un indisimulado amor por su antigua afición, su antiguo equipo.

Confiesa Vick que el momento más bajo de su vida fue cuando, estando en prisión y tras recibir una llamada en la que se le informaba de la grave enfermedad de un familiar, un preso le contó que los Atlanta Falcons habían escogido en el draft a Matt Ryan. Ahí tocó fondo. Moralmente se convirtió en lo que ya era en realidad: el ex QB titular de los Falcons. Todos lo sabían menos él. Se negaba a aceptar la realidad.

Pero la aceptó. Hoy tiene una relación estupenda con Ryan y es un aficionado más del equipo. De los que sufre con ellos y de los que estará este próximo domingo animando, rezando, por la victoria en la Super Bowl.

Michael Vick ha cerrado el círculo. El hijo pródigo ha vuelto a casa. Tras años de zozobra, ha abrazado su condición de mayor fracaso en la historia de la franquicia y, a cambio, ha encontrado el cariño, la comprensión y el perdón de los viejos seguidores del equipo. En el último partido de temporada regular de este año entró en el Georgia Dome junto a Roddie White para ser homenajeado en el descanso, y, como él cuenta en esa carta, la emoción le superó.

Ha sido duro. Ha sido desagradable. Ha sido penoso. Y, sin embargo, aquí estamos, en la hora más grande de la franquicia, a las puertas de su primer anillo, con el hombre que más ilusión les generó, que les hizo sentir capaces de llegar a todo, de nuevo alrededor como un miembro más de la familia. Michael Vick es de los Atlanta Falcons. El circulo se ha cerrado.