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ATLÉTICO-BARCELONA

Messi juega contra el final feliz del Atlético en el Calderón

Los de Simeone persiguen despedirse del Calderón con la Copa. El Atlético recorta el ataque: Carrasco y Griezmann, en punta. Mascherano apunta al medio.

México
Los jugadores del Atlético aplauden a los aficionados que les esperaban a las puertas del hotel.
Los jugadores del Atlético aplauden a los aficionados que les esperaban a las puertas del hotel.PEPE ANDRES

Se le conocen tiempos mejores al “Nunca dejes de creer” que tanto ha promocionado el Atlético en la era Simeone. Ahora, con el equipo a diez puntos del Madrid en la Liga y tras tres empates consecutivos, el último con mala cara, cuesta hacérselo entonar a la hinchada, aunque el Barça y la Copa invitan a la reconciliación. El duelo tiene un punto sentimental para el Atlético, que lleva meses planeando la despedida del Calderón con una Copa en la mano (allí está prevista la final). Se ve a tres partidos de ese adiós perfecto a su casa de los últimos 50 años. Por eso invocó con éxito a la afición. Anoche faltaban por vender 1.800 entradas. El Calderón estará al borde del lleno. Un buen grupo de hinchas recibió al equipo en el hotel, mensaje de respaldo y exigencia.

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El Barça le pone buenos ojos al torneo a la vista de su situación en la Liga. Y entiende que no es partido para rotaciones. Hace tiempo que Luis Enrique se siente en manos de su tridente, esa bomba termonuclear que ha producido 59 goles y 38 asistencias. Messi lo ha jugado todo en 2017; Luis Suárez sólo se ha perdido 36 minutos; Neymar es el único que ha tenido un partido de descanso. Están devolviendo sobre el campo sus vacaciones extra, pero no pueden esconder todas las imperfecciones del equipo, cuyo imperio en el centro del campo se ha extinguido. Más si, como hoy, vuelven a faltar Iniesta y Busquets. El primero se ha perdido casi tantos partidos (16) como los que ha jugado (17), consecuencia de tres lesiones y la justificada prudencia de Luis Enrique.

Los aspirantes

Sus ausencias han abierto tres plazas en el centro del campo donde sólo había una. En poco más de 400 minutos de diferencia se agrupan Rakitic, Arda, André Gomes y Denis Suárez, prueba de que ninguno ha sido capaz de tomar ventaja ni de ganar jerarquía. Dos estarán en el Calderón (quizá Rakitic y André Gomes), con Mascherano entre ellos como cierre de seguridad en un campo que Luis Enrique entiende como especialmente peligroso en eliminatorias. Ahí ha caído dos veces en cuartos de la Champions en tres años. Vuelven los laterales habituales, Sergi Roberto y Alba. El resto lo pondrá Messi, que marca al menos un gol o da al menos una asistencia en el 80% de los partidos en que ha jugado esta temporada. Su renovación, dice el Observatorio Blaugrana, es la sexta preocupación del socio. Vayan cambiando la lente del telescopio.

En el Atlético, Simeone pasa del allegro de Vitoria (Carrasco, Gameiro, Griezmann y Gaitán) al adagio (Juanfran, Carrasco, Griezmann y Koke). La involución de Juanfran como exterior derecho comenzó ante el Gijuelo, se repitió en los dos partidos ante Las Palmas y reaparece hoy.  Regresa Gabi, uno de esos intangibles a los que la afición coge cariño, y Carrasco jugará en punta, superado su sofocón de Mendizorroza. No marca desde el 27 de noviembre, ante Osasuna, por lo que cabe deducir que al enfado exterior debe seguirle otro interior.

Pitará De Burgos Bengoetxea, 30 años, dentista, bilbaíno, hijo de un exárbitro de Primera, De Burgos Núñez, y sobrino de uno de los guardia civiles que irrumpieron en el Congreso el 23-F de 1981. Pitó en la chirigota de Cheryshev en Cádiz. El Atlético ha ganado los tres partidos que le dirigió. El Barça, cuatro de cinco. A falta de ojo de halcón, queda el ojo avizor.