El mejor Ricky (22+8+8) bate su récord de triples (6) en la NBA
Wiggins fue decisivo: anotó la canasta que forzó la prórroga y seis puntos más en el tiempo extra. Han ganado cinco de los últimos seis.
Que Ricky se crece ante la adversidad no es novedad. Ante la atenta mirada de más de 11.000 personas, dos comentaristas incrédulos y un entrenador que podría tener en mente su traspaso, el base de El Masnou consiguió su máxima anotación de la temporada (22 puntos) en la quinta victoria de los Wolves en los últimos seis partidos. Sí, los de Minneapolis están en su mejor momento de forma, con Towns y Wiggins pletóricos (se turnan) y un LaVine gris que aparece y desaparece como el Guadiana. Y fue precisamente para cubrir un partido valle del escolta para lo que apareció la muñeca de Ricky ayer. El español, más fino que nunca, batió su récord NBA de triples en un partido con seis aciertos en nueve intentos. "¿Llegará el cuarto? ¡sí!... ¿Llegará el quinto? ¡Sí!... ¿Llegará el sexto? Oh, Ricky!", gritaban los comentaristas locales. No era para menos: los puntos del base, que solo había pasado la veintena una vez en toda la temporada y 14 veces en su carrera NBA, ayudaron a unos Wolves que debieron cerrar el partido en el cuarto cuarto y que se encomendaron al talento natural de Wiggins para ganar en la prórroga.
Ganar partidos sin jugar buen baloncesto es una de las claves de los grandes de la NBA. No todas las noches se puede jugar al mejor nivel y que los Wolves consiguieran sacar un triunfo ayer significa que van en la dirección correcta. Después de arrancar la temporada 6-18, los de Thibodeau han ganado 13 de 24, ocho de los últimos 11 y cinco de los últimos seis, cifras que les colocarían sin duda en ese ansiado octavo puesto de playoffs que este año regala la conferencia Oeste.
Ricky, que añadió ocho rebotes y ocho asistencias a sus 22 puntos, fue clave en el tercer cuarto con tres triples prácticamente consecutivos que mantuvieron a flote a su equipo en el momento más delicado del partido (70-64 Orlando con un buen Elfrid Payton: 21 puntos). Pero después de pasar un mal rato en el tercero, los locales debieron cerrar el partido en el cuarto. Un nuevo triple de Ricky puso a los Wolves nueve arriba a menos de cinco del final, y entonces aparecieron las dudas de siempre: cuatro pérdidas, dos fallos y una sola canasta en siete ataques, circunstancia que aprovecharon los Magic para pasar del -9 al +2 a falta de 50 segundos. Entonces, tras un error de Ricky en el triple y unos pasos de Vucevic (dudosos como poco), apareció el duende de Wiggins (27 totales) para mandar el partido a la prórroga con una canasta parecida a la que ganó un partido en Phoenix hace una semana pero desde el otro lado. "Mis compañeros confían en que ponga la pelota en la canasta cuando hace falta", dijo el alero, que está bebiendo de Kobe o Carmelo (dos grandes especialistas, salvando las distancias, en anotar desde seis metros en finales igualados) para clavar tiros decisivos en los segundos finales.
Guerra Towns - Ibaka
Lo mejor del primer cuarto fue una batalla sin cuartel en el poste entre Karl-Anthony Towns (23+12+7) y Serge Ibaka (17+10). Con la posesión como tesoro y los golpes como rutina en los dos lados de la cancha, uno y otro se buscaron una y otra vez (Towns por dentro, Ibaka por fuera) y nos dejaron un bonito duelo.
Con el triunfo de los Wolves, se forma un triple empate en la décima posición de la conferencia Oeste (Kings y Pelicans) a tres partidos de distancia del octavo puesto que ocupan los Denver Nuggets. ¿Llegarán a pelear?