Hay muros que ni Trump
Hay muros que ni Trump”, se me lamentaba en privado un sevillista de base al final del partido. Al Sevilla se le hizo una pared la sobremesa de Cornellà. Jugar un partido entero con uno menos ni se entrena porque es un accidente extremadamente raro en el fútbol. Al Sevilla le tocó penarlo después de una decisión excesiva de Bikandi en un día especialmente sensible con el asunto arbitral. Hay mucho en juego y lo de Pareja sobre Piatti no pareció ni de lejos para el triple castigo, más después de la matización del reglamento.
Así, fue difícil analizar la derrota del Sevilla. Ben Yedder desapareció del partido para que jugase Lenglet, flojísimo por cierto. Jovetic, el único jugador con pólvora que le quedaba a Sampaoli, empató y se pensó en una gesta, otra más. Pero el Sevilla no aguantó el arreón final de primera parte del Espanyol, liderado por un espléndido Gerard y Reyes, que se enfrentaba a un partido emotivo y le clavó dos puñalitos al equipo de su vida. Ahora que casi se está despidiendo del fútbol de élite, es de ley recordar que ha sido un jugador mágico. El Sevilla no debería hacerse mucha sangre de la derrota pero sí subirse al escenario de la Liga y entender que debe estar preparado para más partidos al filo de la navaja y con decisiones incontrolables. Lo de Cornellà fue un muro que ni Trump.