Le’Veon Bell: ajedrecista, rapero y arma de defensa pasiva
El RB de Pittsburgh rompe récords de franquicia y se perfila como el argumento clave de los Steelers para dominar el tiempo de posesión.
“Creo que estoy cambiando este deporte. En ese sentido, soy lo que Stephen Curry es al baloncesto. No me malinterpretes, no porque Curry sea el mejor, sino porque será recordado por cómo ha cambiado el baloncesto. Ahora todo el mundo quiere tirar de tres y cuanto más lejos mejor”.
Le’Veon Bell tiene muy claro lo heterodoxo y genuino de su estilo, el molde que está rompiendo. Y sus palabras anteriores las secunda nada menos que Draymond Green, compañero de Curry en Golden State Warriors y que antes jugó con Bell al baloncesto en Michigan State:
“Esa paciencia, como corredor, nunca se ha visto antes. Tenías a Barry Sanders, que se te caían los calzoncillos con él. Tenías al “autobús” (Jerome Bettis) y su potencia. ¿Pero un corredor con esta pausa? Le’Veon trasciende al juego actual”, concluye Green.
Esa paciencia podría también ser un reflejo de otra de las pasiones del RB de los Steelers: el ajedrez. Juega desde niño, y es un fanático de las partidas en SocialChess. Ve el football a través de esas gafas de 64 escaques: “Sin darme cuenta, voy pensando siempre en el siguiente movimiento. Y en football, cuando rompo la línea de scrimmage y me enfrento a un defensor, ya estoy pensando en el siguiente, preguntándome cómo puedo colocarme para sacarle de posición”.
Y así, pensando el siguiente movimiento, Bell ha atesorado más yardas de carrera, 337, que ningún otro jugador en sus dos primeros partidos de postemporada en la historia de la NFL. Se abrochó 167 contra Miami, batiendo el récord de toda una franquicia como Pittsburgh en playoffs, y lo volvió a romper con 170 en el duelo divisional ante Kansas City.
Su importancia en el campo trasciende los logros personales para convertirse en pieza clave de los Steelers. Pittsburgh no ha perdido este año con Bell en el campo siempre que ha corrido más de 81 yardas. Y más importante que eso, como ocurrió en el duelo divisional ante Kansas City Chiefs, es el control del reloj y la posesión.
Porque los Patriots, quintos en la NFL en cuanto a tiempo de posesión con un promedio de 31:13 por partido, sufrieron sus dos derrotas de la liga regular tras perder la batalla por el control del balón. El 2 de Octubre caían en Foxboro contra los Bills por 16-0 (sin Brady a los mandos, eso sí) y dominaban el balón durante unos raquíticos 23:49. Y el 13 de Noviembre Seattle les arrancaba la victoria también en el Gillette Stadium, con 29:35 de posesión para los de New England.
Pero más allá de los guarismos, la importancia de minimizar su tiempo de ataque reside en mantener a Brady en la banda. Y eso pasa por un control obsesivo de la posesión, que obliga a Pittsburgh a imponer un asfixiante juego de carrera, y a que Bell acumule yardas y más yardas. Juego de ataque, sí, pero es sobre todo juego de defensa pasiva. Un juego de cadencia machacona, insistente, tal y como lanza versos de rap.
Y es que parece que a Le’Veon Bell se le da bien, si tenemos en cuenta que está apadrinado ni más ni menos que por Snoop Dogg, quien ya ha colaborado en uno de sus cortes: “Es bueno. No lo habría hecho con él si no lo fuese”. ¿Tendrá algo que ver que Snoop Dogg es un rabioso miembro de la Steelers Nation?
Más allá de las siete notas, Bell se encuentra ante la oportunidad de llevar a Pittsburgh a su cuarta Super Bowl en 12 años. Un RB que es todo talento, como apunta LaDainian Tomlinson: “Su mente es única porque tiene la habilidad de esperar más, antes de que le plaquen. Eso no se puede desarrollar. Eso es un don de Dios.”
“Juego a esto para ganar Super Bowls y convertirme en Hall of Famer”, afirma Bell. En Foxboro, este domingo, tiene una oportunidad de continuar su camino hacia la gloria.