Diego Reyes y el Espanyol hunden al Granada de Memo Ochoa
Otra vez Guillermo Ochoa fue victima en un duelo donde su última línea no colaboró. El defensor mexicano fue titular. Ambos viven realidades opuestas en La Liga.
Debieron entretenerse Chen Yansheng y Jiang Lizhang viendo desde el ‘prime time’ chino el Espanyol-Granada. Especialmente, el presidente del club perico, que cumplía un año en el cargo. Y tal vez por eso Cornellà vivió muchas primeras veces. Los debuts de Ingason, de Marc Navarro, que fue accidental porque Víctor Sánchez no aguantó la prueba final y encima con gol, y de Aly Mallé, maliense de sólo 18 años que dará que hablar, y al que Quique Sánchez Flores debía de conocer, pues lo fichó el Watford hace 11 meses, cuando él entrenaba allí. También se vivió el estreno goleador de Reyes en la Liga con el Espanyol. Y los primeros goles de la escuadra perica antes del descanso desde septiembre. Nunca antes remataron tanto y cometieron tantas faltas los blanquiazules.
Una declaración de intenciones se puede traducir en hechos o caer en saco roto. Afirmó en la previa Quique Sánchez Flores que este partido marcaría que querría ser el Espanyol esta temporada y de entrada se comprobó, para satisfacción perica, que el objetivo es morder, combinar el juego asociativo con el directo. Al fin, gustar. Por el contrario, había reclamado Lucas Alcaraz jugar como se entrena y, a no ser que el Granada se entrene sin garra, descoordinación en la presión y desatención en las segundas jugadas, todo salió al revés; sólo Aly Mallé incordió al Espanyol.
El maliense provocó la falta al borde del área que significó el 1-1, y en la que Pereira tiró de manual para colocarla bajo la barrera, que saltó como también dictan todos los cursillos que no se debe hacer. Un gol al estilo Ronaldinho, o Coutinho, que fue de lo poco que exhibieron los nazaríes en el primer tiempo. Nada que ver con el Espanyol, que entró decidido, en rebelión por su mala actuación en Mestalla, y que encontró el primer tanto en un perfecto golpeo con la zurda de Reyes, tras un mal despeje de Tabanou, y el segundo en chut de Piatti, decisivo como siempre, a pase de Jurado. La comodidad de los pericos fue proporcional al vacío nazarí.
La diferencia se agrandó en la reanudación. Mientras que el Espanyol salió a sentenciar, el Granada entró sin tensión, quizá por eso de jugar como se entrena. Y lo consiguió Marc Navarro para marcar en el 48’ con un zurdazo, pese a ser diestro, similar al de Reyes en el 1-0. Los pericos, para entonces, ya campaban a sus anchas, y sólo Ochoa evitó el cuarto ‘in extremis’ en ocasiones sucesivas ante Gerard Moreno, David López y Jurado. La réplica la dio Diego López con un paradón a chut de Pereira, en una de las aisladas conexiones nazaríes.
Alcaraz no pudo recomponer el desastre con Gabriel Silva, Ponce y Bueno, mientras que en el bando local los cambios resultaron simbólicos: Roca volvió a tener minutos y Reyes escuchó una ovación proporcional a la fea pitada a Sevilla, su reemplazo. Aplausos también hacia un Espanyol que cerrará la primera vuelta en el ‘top ten’ y pavor en el Granada, que con diez puntos huele a descenso.