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SEVILLA - REAL MADRID

El sevillismo rompe su proceso de paz con Sergio Ramos

Su celebración vuelve a agriar una relación que se iba enderezando. Su salida en 2005 fue traumática, pero hasta se soñaba con su vuelta.

México
Sergio Ramos tras marcar el penalti ante el Sevilla.
Sergio Ramos tras marcar el penalti ante el Sevilla.
LACOPA

AIgo se rompió el jueves con la celebración de Sergio Ramos en el Sánchez Pizjuán. El proceso de normalización del sevillismo con el central de Camas, canterano que salió dirección Madrid en 2005, parecía en su fase definitiva. Tres cuartas partes del campo (Gol Sur, Fondo y Preferencia) lo recibían con cordialidad después de unos primeros años de rechazo. El único sector que seguía increpándole (el Gol Norte donde se colocan los Biris), había bajado su grado de hostilidad y ya había debate sobre la idoneidad de este maltrato verbal. La posibilidad de que se retirase con la camiseta del Sevilla como se intenta estos días con Jesús Navas tomaba cierto cuerpo.

Once años después de su adiós al Sevilla, el proceso de paz Ramos estaba en vías de solución. Once largos años que empezaron cuando el Madrid, después de una tremenda explosión del jugador en la segunda mitad de la temporada 2004-05, se lanzó a por su contratación. Ese mismo verano, el Madrid ya había fichado a Baptista por 25 millones. Aquel 7 de julio, Ramos se mostraba firme: “Mi tren es este y mi ilusión, continuar aquí”. En agosto su mensaje no fue tan rotundo: “Si llega una buena oferta decide el presidente. Pocos jugadores no quieren ir al Madrid”. En el sevillismo, dolió.

Cristóbal Soria, exdelegado del Sevilla en la época, desveló en El Chiringuito que el futbolista le dijo llorando a Del Nido que quería ser “el capitán del Sevilla”. En 2013, Ramos confesó en qué condiciones: “Le presentamos a Del Nido un contrato vitalicio que no aceptó. Un contrato en blanco de 10 años con la única condición de que queríamos ganar igual que quien más en la plantilla”. Según relató Soria, Del Nido le espetó: “Tienes 19 años y eres de Camas. Lo ganarás cuando lo merezcas”. Del Nido, siempre según Soria, se negó a pagarle las nóminas de verano con una amenaza velada: “A ver si es capaz de denunciar”.

Su marcha. Antes de ficharlo, el Madrid hizo una oferta de 20 millones más Palencia y Arbeloa que, al filtrarse a los medios locales, generó revuelo en el sevillismo, caliente ya por los traspasos de Reyes al Arsenal en 2004 y Baptista. El socio entendía que el Sevilla se estaba descapitalizando. Del Nido, presionado, exigió entonces la cláusula. Pedro Bravo, su ex agente, y su hermano René escenificaron el pago de la misma (27 millones) en la sede de LaLiga a las 23.30 horas del 31 de agosto de 2005. Las dos primeras temporadas fueron un infierno para Ramos, recibido con hostilidad en el campo del Sevilla y con la relación muy agriada con Del Nido (con los años, se negó a firmar una carta que el presidente remitió a sus allegados solicitando el indulto cuando se dictó su orden de prisión). En la vuelta de la Supercopa de España de 2007, Ramos celebró un gol, el 3-3, haciendo un gesto hacia el palco simulando una calva.

El proceso de paz tuvo un punto de inflexión: la muerte de Puerta. La foto de Ramos enfundado en una camiseta con la imagen del jugador cuando España ganó la Eurocopa tocó la fibra. Se abrió el debate sobre el sentido del trato a Ramos, que siempre ha gritado a los cuatro vientos su sevillismo (“soy madridista y sevillista. Diré que metan las dos banderas en mi tumba”) y ha celebrado los títulos del equipo de su vida. En una entrevista a El Correo, Del Nido admitió: “Probablemente hayamos sido injustos con Ramos, ojalá se retire en el Sevilla”. Su sucesor en el cargo, José Castro, le homenajeó en 2014 con motivo de un partido de la Selección en el Sánchez Pizjuán: “Ramos es uno de los nuestros”. Fruto de la normalización, se inauguró en 2016 en Sevilla una sede de RR Soccer Management Agency, la empresa de René.

Dolió en el sevillismo, pero se aceptó su gol en el 93’, obvio, en la Supercopa de Europa. El episodio del otro día le resultó a la mayoría del sevillismo un exceso. También a los que habían tomado la dirección paz con Ramos. Algo se rompió el jueves.