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Zidane no es sólo un pacificador de egos

Una vez leí una frase de Rodney Marsh, un entrenador inglés, que decía con sencillez: “Todo lo que tiene que hacer un entrenador es tener contentos a once jugadores: los once suplentes. Los otros once están contentos porque juegan”. Bien. Quizá eso no sea ‘todo’ lo que tiene que hacer un entrenador, pero sí es una parte importante. Y entre las muchas cosas que hace bien Zidane, esta es una de ellas. Es curioso hasta qué punto mantiene enchufados a todos los jugadores en una plantilla cargada de figuras mundiales, de internacionales de alto rango casi todos, la mitad de los cuales no puede jugar. Ahora está en reenganchar a James.

Pero no es su único valor, lo estamos viendo. Anteayer lo reivindicaba Álvaro Benito en Carrusel, hoy lo hace aquí: Zidane ha dado ya muestras de manejarse con sabiduría en lo que podríamos llamar el ajedrez del fútbol. Ante Sampaoli, un grande en la materia, dio una gran muestra anteanoche. El propio Sampaoli se mostró sorprendido al final: “Es la primera vez que nos superan así”.  Ni siquiera llegó a quejarse del árbitro, y motivos tenía. Le sorprendió el manejo de Zidane, su forma de ahogar la salida al Sevilla, que nació en la propia elección de los delanteros, prescindiendo de Benzema y Cristiano. Una decisión dura que resultó.

Zidane llegó entre desconfianzas. Visiblemente, fue una medida de autoprotección de Florentino, que hace un año estaba en su momento más bajo. No traía grandes méritos desde el Castilla, era un novel sin créditos. Pero ha ido resultando, y no sólo por la forma en que ha templado gaitas con el presidente, sino por decisiones progresivamente atrevidas. Afianzó al equipo con Casemiro, con sacrificio de alguna estrella, manejó los egos de la BBC, aceptó con buena cara que no le trajeran a Pogba, su única petición, y ahora da muestras de un ingenio táctico que empieza a notarse. Ha pasado un año justo de su llegada y ya  es muy difícil dudar de él.